Los vecinos, molestos por el ruido de los corsos y los cortes de tránsito

Puede que los corsos sean motivo de festejo y alegría, está claro. Pero también despiertan muchas molestias... Fundamentalmente, el ruido que ocasionan durante los fines de semana y los cortes de tránsito son lo que más enoja a muchos vecinos porteños.Así pudo comprobar LA NACION en una recorrida por diversos barrios de la ciudad. A pesar de las quejas, en general, la gente reconoció que después del paso de los corsos las calles no quedan demasiado más sucias que lo habitual, pero muchos afirmaron tener miedo de salir a la calle "por el ambiente que se forma alrededor de las murgas"."Es muy molesto. Nosotros vivimos en la esquina y no se puede dormir ni mirar la televisión por el ruido que hay", dijo Romina, de 28 años, que vive en Boedo, en la esquina de avenida Belgrano y Mazza."Están hasta muy tarde los domingos y no se puede descansar", dijo Soledad, de 32 años, que vive sobre la calle Franklin, a una cuadra del corso de Flores.El carnaval porteño empezó el 5 de febrero y durará hasta el martes 8 de marzo. Se festeja los fines de semana y, según el cronograma del gobierno de la ciudad, los sábados terminan a las 2 de la mañana y los domingos, a la medianoche. Pero muchos vecinos denunciaron que se extienden al menos una hora más.También molestan los trastornos en el tránsito porque, por unas ocho horas, las tres o cuarto cuadras que ocupan los corsos permanecen cortadas en los 26 barrios donde se realizan. Muchas de ellas son avenidas, como Córdoba, Corrientes, Scalabrini Ortiz, Gaona, La Plata, Nazca, Belgrano y San Juan, entre otras."Los corsos tendrían que hacerse en clubes cerrados. No tienen derecho a cortar una calle y molestar a los vecinos con el ruido", dijo Rodolfo, un comerciante de 68 años, que vive sobre la avenida Scalabrini Ortiz al 480, frente a los corsos de Villa Crespo."A cierta hora, el ruido molesta, pero también depende de la murga. Hay algunas que son un bodrio y otras que son buenas", dijo más contemplativa Inés Baluja, de 73 años, que escucha todo porque vive "arriba" del corso de Flores, en la avenida Gaona, entre Donato Alvarez y Boyacá. "Pero los...

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