Vandalismo tolerado e incapacidad policial

En la noche del domingo, y durante el lunes, se notificó de que su gobierno no sólo perdió el control de la economía y la disciplina del Senado. Perdió también, y al parecer definitivamente, el control de la calle. Durante esos dos días, la selección nacional de fútbol estuvo encerrada en Ezeiza porque carecía de las para desplazarse hasta el centro de la Capital. Dos gobiernos, el nacional y el porteño, se manifestaban en los hechos impotentes ante el reino del vandalismo sorpresivo, convertido en patrón del espacio público. A una parte importante de la sociedad, que por primera vez festejaba los méritos de un subcampeonato (y no de un campeonato), se le negó la posibilidad de cualquier celebración. El kirchnerismo pagaba, así, diez años de desidia frente al creciente desorden social.La protesta sectorial, la en sí misma o el campante delito están achicando dramáticamente los espacios de las libertades públicas. Cortes de rutas y de calles son ya una peculiaridad argentina. Hay horas y amplias zonas prohibidas para la circulación de los argentinos honestos. Ahí prevalece el imperio del crimen. La alegría colectiva es imposible en un país golpeado y destruido por grupos depredadores que nadie sabe a ciencia cierta de dónde salen ni qué buscan. En varios países sudamericanos (Colombia, Chile y Uruguay) se celebró el regreso de selecciones de fútbol que habían hecho un buen papel en el Mundial de Brasil. Esas fiestas populares fueron pacíficas. Simples celebraciones antes del regreso a la normalidad.El gobierno nacional está enamorado de la excepcionalidad argentina. Ni siquiera cambió su opinión la constatación de que las fotos y las crónicas de la depredación han circulado por el mundo. Ayer, casi 140 detenidos en los graves incidentes del domingo recobraron la libertad. Todavía no se había hecho una evaluación definitiva de los destrozos que perpetraron cuando los jueces los colocaron en la calle de nuevo. Algún día deberán cambiarse las leyes o la aplicación de las leyes si un gobierno futuro aspira a restablecer cierta noción del orden y del respeto en el espacio común.El mandamás de la seguridad, , invitó ayer implícitamente a las bandas depredadoras a continuar con la práctica del vandalismo. "Prefiero un par de vidrios rotos a que haya heridos", dijo. Unos 26 negocios destruidos, un parte importante del Metrobus arruinada y arrasada y muchas veredas deshechas no son un par de vidrios rotos. Tampoco importa la cantidad, sino la impunidad de la...

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