Valérie Trierweiler, la mujer engañada que se sumó al destino de las primeras damas francesas

http://buscar.lanacion.com.ar/Val%C3%A9rie%20Trierweilerhabría "tomado una pastilla de más". Lo hizo para olvidar ese sentimiento de humillación y desesperación que se había instalado pocas horas antes, durante una brutal explicación, en la que el hombre que compartió su vida durante siete años admitió lo que había negado durante meses: su tórrido romance con la actriz http://buscar.lanacion.com.ar/Julie%20Gayet, 18 años más joven que él."Traicionada, engañada, enceguecida, fue como si un tren bala la hubiera llevado por delante", confesó una de sus amigas. En esa dramática confrontación del jueves 9 de este mes, también se enteró de que al día siguiente la revista Closer publicaría siete páginas de fotos, que mostraban al presidente François Hollande, casco integral sobre la cabeza, llegando por las noches para encontrarse con su amante y partiendo por la mañana de un departamento situado a pocos pasos del Palacio del Elíseo.Contrariamente a lo que había afirmado hasta entonces cada vez que Valérie mencionaba los rumores que circulaban por el micromundo parisino desde hacía semanas, el presidente no negó nada. Peor aún, Hollande se mostró frío e implacable.Según la versión oficial, por la noche, al regresar sola a su casa, la primera dama tomó somníferos. A la mañana siguiente se despertó con náuseas y, sintiéndose al borde del precipicio emocional, reclamó su hospitalización. Poco después, fue admitida en el nosocomio de La Pitié-Salpetrière, donde sigue internada víctima de un "intenso estado de fatiga nerviosa". Otras versiones afirman que esa crisis se produjo en sus oficinas del Palacio del Elíseo y fue el médico de la presidencia quien decidió enviarla al hospital.La verdad es que desde hacía meses la ex periodista de Paris Match conocía la verdad, sin querer admitirla. Sus allegados le contaron que un auto, con los vidrios polarizados, venía a veces de madrugada a buscar a una bella mujer frente al portón del Coq, el acceso posterior del Elíseo.Por ese mismo portón el presidente solía "escaparse" cada vez con más frecuencia, lo que provocaba la preocupación de sus colaboradores.Ni soportar ni callar"Valérie hace como la mayoría de sus predecesoras en el Elíseo: soporta y calla, como Bernadette Chirac", confiaba hace pocos días una amiga. Exceptuando el hecho de que la mayoría de los presidentes de la Quinta República fueron temibles seductores que vivían varias vidas simultáneas, ese comentario está muy lejos de reflejar la verdad. Antes que nada...

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