Vacunas: la trama detrás de la jugada del Gobierno para blindar los contratos con los laboratorios

El presidente Alberto Fernández y su ministra de Salud, Carla Vizzotti

El oficialismo no quiso dejar al desnudo cuánto había arriado sus banderas al negociar con los laboratorios y la oposición aprovechó la oportunidad para dominar la agenda pública durante días. Esa fue la trastienda detrás de la decisión de blindar el contrato por las vacunas contra el Covid19 que adoptó la Auditoria General de la Nación (AGN) en pleno Mundial de Qatar.

La reserva de esos contratos por más de US$ 1757 millones benefició a unos y otros. Al oficialismo le permitió extender por un tiempo más el silencio que recubre las aristas más incómodas que negoció con los laboratorios, como la cláusula sobre la legislación aplicable y la prórroga de jurisdicción, según indicaron a LA NACION fuentes con acceso a esa documentación o que, incluso, participaron en esas negociaciones.

A estas aristas se sumaron otras que los auditores por la minoría opositora querían revisar en los contratos por las vacunas Sputnik V; Sinopharm; CovidShield; AstraZeneca; Pfizer; Cansino; Covax; Moderna y Richmond/Sputnik V . Entre otras, cómo fueron los procesos de negociación, si participaron intermediarios -como intentó el franco-venezolano Maximilien Sánchez Arvelaiz con los rusos, por ejemplo-, cuál fue el criterio para seleccionar cada laboratorio, y los retrasos en la entrega de vacunas, como ocurrió con AstraZeneca, al que el Gobierno adelantó fondos.

Una parte de las vacunas aplicadas se fabricaron en la Argentina

En la práctica, los funcionarios argentinos debieron ceder una y otra vez ante las exigencias de los fabricantes de las -por entonces- escasas vacunas contra el Covid-19. Así fue como aceptó, por ejemplo, que toda controversia se dirimiera según las disposiciones de las leyes de otros países, ya fueran Estados Unidos, China, Rusia, Inglaterra o cualquier otra potencia.

Para el oficialismo, que había hecho de la defensa de la soberanía nacional -y proclamó que no entregarían "glaciares"- resultó una cesión incómoda. Tanto como otra cláusula recurrente en ese tipo de contratos, la prórroga de jurisdicción, que dispuso ante qué juez o tribunal se resolvería cualquier contrapunto. Y, otra vez, Nueva York o Londres se pusieron sobre la mesa. Pero no sólo esas ciudades, según reconstruyó LA NACION . Los rusos impusieron que, de llegar a ser necesario, se verían las caras ante un tribunal arbitral en Singapur.

Esas cláusulas, sin embargo, no deberían llamar la atención. De hecho...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR