Vacunas, gasto y tregua interna: los candidatos del kirchnerismo

Habría que detenerse en algunos datos provenientes de estudios de opinión pública, de investigaciones que realizan sociólogos metiéndose en la cabeza de la gente y mirando desde ahí cómo se observa la vida pública para entender con bastante claridad ciertos rasgos de la conducta y del discurso del Gobierno. Para entender, también, capítulos muy importantes de la lucha política, sobre todo en la campaña electoral.

Entre esos datos hay algunos muy interesantes y muy recientes sobre el manejo de la pandemia. Me refiero a una investigación que realizó Alejandro Catterberg, líder de la consultora Poliarquía, que viene siguiendo la repercusión que va teniendo en el público la gestión oficial en relación con el Covid y con toda la política sanitaria que va de la mano de la peste.

Esta encuesta examina q ué recepción tuvo en la gente el último paquete de restricciones que culminó ayer. El estudio, que se realizó a partir de los anuncios de Alberto Fernández, revela números muy impactantes.

A partir de que comunicó que se volvía a una cuarentena rígida, Fernández cayó 9 puntos respecto de la consideración que tenía su política sanitaria antes de informar esas medidas. Estamos hablando de muy poco tiempo, una semana. Hablamos de que Alberto Fernández llegó -por culpa de, o pagando un costo por esos anuncios- al nivel de consideración más bajo desde que hay epidemia. Es de 32% de consideración positiva de su política. La medición anterior hablaba de 41%.

La desaprobación, la posición de los que dicen que está muy mal la política del Gobierno, pasó -a partir de sus anuncios- del 48% al 59%. Es decir, subió 11 puntos la imagen negativa de la política oficial respecto de la pandemia.

Los que prefieren flexibilizar pasaron del 34 al 47%. Pero el dilema es que la misma encuesta nos dice que el 61% -y es un pico- está asustado respecto de la circulación del virus. Tiene la percepción de que en cualquier momento se puede contagiar. Entonces sube el miedo al contagio, pero sube también la exigencia de flexibilización o la intolerancia a la restricción.

Hay datos todavía más interesantes porque este aumento de la intolerancia a la restricción es del 11% en la ciudad de Buenos Aires, del 15% en el Gran Buenos Aires (mensaje para Axel Kicillof), y del 13% en el interior del país. Quiere decir que hay un mayor nivel de tolerancia entre los porteños respecto de las restricciones que entre los habitantes del conurbano bonaerense. Tiene toda la lógica porque en el conurbano es donde se concentra la informalidad, se concentra la pobreza, y es donde la restricción se vuelve desde el punto de vista económico mucho más severa, más dolorosa.

Los que creen que estamos entre los países que peor manejaron la pandemia pasaron, en una semana, del 44% al 51%. Y los que creen que estamos entre los países que peor y menos han vacunado pasaron del 59% al 63%.

Podríamos mirar en estos números, la crisis que enfrenta Alberto Fernández. El mensaje de esta encuesta es que la herramienta de la restricción está agotada y todavía no hay vacunas.

Se puede entender mejor si vemos este cuadro, donde se responde la pregunta: "¿Cómo definiría su situación económica personal en términos de muy bien, bien, regular, mal o muy mal?". La negativa y regular es de 46 y 26. Es una mayoría extraordinaria que equipara los peores momentos de Mauricio Macri. El Gobierno genera un malestar económico con esta política que es similar al momento en que se dijo -citando a Nicolás Dujovne- "con esta política económica cualquier gobierno caería". En ese momento está Alberto Fernández y su programa económico. Se entiende perfectamente que la gente tenga miedo al virus y a la restricción en la circulación. Es decir, empieza a ser un cuadro bastante enloquecedor y muy difícil de manejar políticamente para el que está en el comando.

El mensaje de este gráfico es que nunca en la historia del actual oficialismo la percepción de la gente respecto de la economía fue tan negativa. En ese momento está el Gobierno.

Esto es importante de ver porque induce a un tipo de conducta en toda la clase política, no solo en el Gobierno. Nos explica dos movimientos que no están en el oficialismo. Uno es del PJ disidente, que brumosamente se insinúa en la provincia de Buenos Aires en la figura de Florencio Randazzo. Los números de los encuestadores son misteriosos porque dicen que con solo mencionar su posibilidad, un discurso peronista no kirchnerista concitaría la adhesión del 10% de la gente, de arranque. Hay un votante que uno imagina castigado por la recesión, de clase media, clase media baja, que en su...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR