Se va cerrando el cerco sobre Cristina

Tienen razón los kirchneristas: es probable que Cristina Kirchner termine presa. Basta recordar que Carlos Menem fue detenido en el año 2000 por orden del juez Jorge Urso por un delito (contrabando de armas) de menor repercusión social y judicial que los que pesan sobre la ex presidenta. Varios jueces y fiscales federales consideran que la prisión de Cristina Kirchner, aun cuando eventualmente la cumpla en su casa, es casi inevitable a estas alturas de los varios procesos en su contra. El gobierno de Mauricio Macri prometió no interceder ante los jueces, pero lo cierto es que la novedad no le gusta. Preferiría verla a Cristina participando del combate político y electoral para confrontar con ella.

Tres jueces investigan a la ex presidenta. Julián Ercolini tiene en sus manos una causa por asociación ilícita y desde abril conduce, también, la de presunto lavado de dinero por parte de los Kirchner en la empresa Hotesur.

Ercolini fue el magistrado que ordenó hace pocos días abrir las cajas de seguridad de Florencia Kirchner. Se encontró con una fortuna. Claudio Bonadio ya procesó a la ex presidenta por la venta de dólares a futuro y ahora la investiga por presunto lavado de dinero en la empresa Los Sauces, propiedad de la familia Kirchner. El tercero es Sebastián Casanello, quien todavía no llegó a ella, pero es el juez que ordenó la prisión de Lázaro Báez por lavado de dinero. El caso Báez terminará irremediablemente en Néstor y Cristina Kirchner, aunque el ex presidente ya no puede ser imputado. Los delitos penales mueren con sus autores, aunque la Justicia podría investigar el origen de la fortuna familiar y sacársela de las manos.

La Sala II de la Cámara Federal, la única prestigiosa del fuero federal, debe decidir todavía si acepta -o no- la recusación que Lázaro y Leandro Báez plantearon sobre el juez Casanello. El hijo, primero, y el padre, después, denunciaron ante la Cámara que Casanello se reunió con Cristina Kirchner en Olivos, cuando ésta era presidenta, para acordar su impunidad. Lázaro Báez aseguró que él mismo se cruzó con el juez en la casona presidencial. Tanto el juez como la ex presidenta desmintieron categóricamente esa versión. Se afirmó, incluso, que se habían detectado llamadas telefónicas de Casanello y Báez desde una celda de celulares ubicada en Olivos. Pero la versión se desmoronó cuando se supo que en Olivos viven la madre, la ex esposa y los hijos de Casanello.

Una investigación de la Policía Federal, ordenada por...

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