Usina del arte: entre la energía de un pasado centenario y las luces del presente

A veces, alrededor de las tres de la madrugada, una señora vestida con bata pasea a su perro por el edificio de la , en La Boca. Durante el recorrido incluso enciende algunas luces. Sus pasos resuenan en distintos rincones del casi centenario palacio de estilo florentino que albergó a la desde 1916 hasta su estatización 1979, luego a Segba, a Edesur y a Acindar, y hoy es un centro cultural en pleno crecimiento. Esa mujer es un fantasma.

Sus apariciones reflejan el instante preciso en el que el pasado y el presente de la usina encastran entre sí. Cuenta la leyenda que esa señora, a quien nadie logró identificar y que sólo se muestra como una silueta espectral, integraba la familia de uno de los directivos de la Ítalo, que vivía y murió dentro de las instalaciones. El edificio tenía sectores auxiliares que servían como vivienda para los jefes.

"En la época de la obra de recuperación del palacio dos serenos renunciaron tras haber visto al fantasma. Ellos no se conocieron ni trabajaron al mismo tiempo, pero sus relatos coincidieron a la perfección. Alrededor de las tres empezaban a encenderse luces y se veía a la señora, en bata, paseando al perro", recordó Emilio Laferriere, director general de Relaciones Institucionales del , organismo del que depende el funcionamiento de la Usina del Arte.

Es una de las historias hasta ahora desconocidas del lugar. Según otros testimonios recolectados, la fantasma mantiene su presencia restringida a las horas nocturnas en las que el centro cultural queda cerrado, por lo que no hay sustos ni huidas entre el variado público que asiste al complejo, situado en Pedro de Mendoza y Benito Pérez Galdós. Todo lo contrario...

Desde la , en 2012, no dejan de aumentar ni la cantidad de espectáculos y actividades ofrecidas ni el número de asistentes. Según datos oficiales, durante 2014 concurrieron casi 2 millones de personas, 600.000 más que el año anterior. Otras 50.000 participaron de las visitas guiadas de este año.

En 2014, hubo 500 conciertos en las imponentes -y de perfecta acústica- salas sinfónica y de cámara que posee la Usina del Arte tras la intervención arquitectónica desarrollada por la Ciudad en las viejas instalaciones donde se generaba electricidad. Los escenarios y las butacas reemplazaron a las antiguas calderas, y salas de exposiciones funcionan donde antes había turbinas.

También hubo más de 300 congresos, charlas, seminarios, clases y muestras. En 2013 fueron 300 conciertos y 250 actividades...

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