Urgencias del que busca impunidad

El último año que la pasará en la Casa Rosada quedó inaugurado con dos escenas en las que está condensado el drama kirchnerista. La primera muestra al Gobierno intensificando su avanzada contra las "corporaciones". Es decir, y contra la , ante las que siempre se sienten desafiados los liderazgos populistas. Ese entredicho constituye el núcleo de la narrativa oficial. Cristina Kirchner se ve, o pretende ser vista, como la heroína de un proceso de democratización tan eficaz que sólo una conjura de quienes resultan afectados podría detenerlo. Los negocios de la familia presidencial son detalles que sirven como coartada a quienes buscan conservar sus privilegios.

En las últimas 48 horas, en el diario Página 12, Raúl Zaffaroni y Axel Kicillof llevaron esta tesis hasta sus últimas fronteras. Para Zaffaroni, existe un terrorismo mediático que, a escala regional, modela una sociedad excluyente al servicio del capital transnacional. Según Kicillof, jueces y periodistas han montado alrededor de los escándalos de corrupción un circuito informativo que sólo beneficia a los acreedores del país. El ministro estiró su argumento hasta Brasil: para él, el escándalo de Petrobras, que sacó a la luz un sistema de financiamiento negro de los partidos oficialistas por más de 3000 millones de dólares, fue sólo un subterfugio para que el fondo Aurelius acuse a esa compañía por contabilidad fraudulenta. Insatisfecho con las malversaciones del propio gobierno, Kicillof se postula como abogado de uno ajeno.

La otra escena con la que llegó el año 2015 muestra a Daniel Scioli en Mar del Plata, participando del estreno de Espacio Clarín, un centro de entretenimientos de ese grupo en Mar del Plata. Cuando vio las imágenes, a la señora de Kirchner casi se le quiebra el otro tobillo.

Todavía no sabe si le resultó más irritante esa aparición o los argumentos con que Scioli pretendió justificarla: "Soy de ir a todos los eventos" y "Era algo organizado por empresarios independientes". Anécdotas. La asistencia perfecta a las convocatorias del multimedios sirve para recordar que Scioli no se envolvió en ninguna de las banderas que fueron definiendo la identidad del oficialismo a lo largo de la "década ganada". No se enemistó con el campo, ni con la Justicia, ni con los holdouts, ni con el gobierno de los Estados Unidos, ni con el periodismo crítico del gobierno nacional. La continuidad del "proyecto" es la continuidad de esos conflictos.

Es imposible comprender el avance del...

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