El unipersonal es cosa de mujeres

"¿Y si hacemos una especie de cuponera con todos nuestros unipersonales así la gente va de uno en otro?", proponen algunas. Otras cuentan sus experiencias, o ríen, se miran, se preguntan datos sobre cada propuesta y al terminar la nota se van por un té. Los prejuicios sobre lo femenino quedan arrumbados a un costado. Contrariamente a lo que se anda diciendo por ahí, en la tarde en que ellas se juntaron no reinaron individualidades, ni celos ni envidia. Sólo el amor por el arte, el placer por la actuación y la búsqueda por encontrar esos espacios donde poder ser oídas.

Es un fenómeno. Los unipersonales femeninos se expanden, aparecen nuevos, algunos más antiguos vuelven a escena después de un tiempo. Y la pregunta flota: ¿por qué estas mujeres deciden subirse solas a un escenario -a veces inmenso- para contar una historia? Santiago Loza -autor, dramaturgo y director- hace años que viene tejiendo historias que en muchos casos terminan por materializarse en unipersonales femeninos. De su autoría se encuentran en cartel Nada del amor me produce envidia (con María Merlino), Todas las canciones de amor (con Marilú Marini) y Todo verde (con María Inés Sancerni), y en el verano se repondrá La mujer puerca (con Valeria Lois). "Escribo sobre personajes que me interesan. Generalmente son seres que suelen estar corridos de un centro, voces del margen, presencias aparentemente deslucidas, personajes que han sido lastimados, que se sienten un poco humillados, ofendidos", reflexiona Loza con gran sensibilidad y probablemente en estas palabras se encuentren muchas respuestas. Es que la mujer parece encontrar en estas representaciones ese lugar que le cuesta conseguir.

Marilú Marini suma su voz: "Los autores se interesan cada vez más en el alma femenina, en descubrirnos. Siempre hemos sido un refugio para ellos porque es ir por otros caminos. Además, como hay muchos más personajes masculinos en las obras tenemos que inventarnos el espacio". Para Loza "hay en la mujer una relación diferente con lo doloroso, con el dolor físico y espiritual, lo que potencia cierta fuerza dramática y genera capas que nunca develan del todo el misterio".

Las propuestas son variadas y de todos los colores: hay cómicas inteligentes como La suerte de la fea, un texto delicioso de Mauricio Kartun que la tiene a Luciana Dulitsky en una clase de actuación y a Paula Ransenberg como directora (hace unos años estrenaba como actriz el magnífico unipersonal Para mí sos hermosa, al que...

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