La última película será de terror

Es plausible (y también posible) imaginar que la última película que alguna vez se proyecte en una sala de cine sea una película de terror. En su expresión más cabal, la experiencia colectiva del cine se expresa a través de una historia de miedo exhibida sobre una pantalla en blanco frente a un grupo de personas sentadas a oscuras bajo el mismo techo. Las grandes epopeyas de los superhéroes, las comedias protagonizadas por actrices y actores populares, la aventura más frenética y casi inverosímil, y de hecho todas las grandes historias narradas desde el cine comparten con las historias de terror esa experiencia de suspensión de la incredulidad que nos aferra a la butaca. Pero esa conducta adquiere otro valor cuando lo que nos interpela es lo desconocido. En un cine, el susto necesita ser compartido. No hay salida ni refugio para una experiencia de este tipo si la vivimos en soledad desde el living de nuestra casa.En un cine, el espanto bien entendido se sublima con un grito, con un estremecimiento corporal que no pasa inadvertido para nuestros semejantes. Saber que no nos pasa únicamente a nosotros, que entre todos nos consolamos con una risa aliviada después del susto nos alivia y nos hace sentir que el temor no nos va a derrotar. Y a la vez experimentamos otra cosa: estamos más dispuestos que antes para...

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