La última excusa presidencial para evadir la ley penal

Alberto Fernández, al ser señalado como infractor a las normas dictadas para evitar el público contagio durante la actual pandemia, sostuvo, sucesiva y públicamente: 1) que el hecho se trataba de un engaño creado en su perjuicio, porque las evidencias fotográficas que mostraban más de diez personas, en un festejo de cumpleaños, eran falsas; 2) a continuación reconoció, que serían reales, pero que obedecían a que su pareja, la señora Yáñez, había convocado indebidamente a un brindis en la residencia del Presidente, donde con ella conviviría; 3) prácticamente al otro día, ante las críticas por su actitud, afirmó que él no era ningún cobarde que tuviera que recurrir a escudarse tras una mujer, y que asumía personalmente la culpa del hecho, y por ello, pedía, indignado, disculpas; 4) que (¿por último?) alegando ser un experimentado profesor en el campo del derecho penal de la Facultad de Abogacía (queriendo referirse a la Facultad de Derecho de la UBA) podía afirmar que la inconducta desplegada en la Quinta de Olivos, en la cual reconoce ser partícipe, no constituyó delito, puesto que no se constató contagio alguno.

Para analizar esta última aseveración, consideramos necesario sentar, en primer lugar, con cita de Alberdi, que: "el derecho es uno para todo el género humano" ; y que "toda la confusión y la oscuridad, en la percepción de un derecho simple y claro, como regla moral del hombre, viene de ese Olimpo o multitud de dioses, que no viven sino en la fantasía del legislador humano".

Cabe recordar también, que el derecho ocupa un ámbito inserto en otro espacio mayor, que es el de la moral. Es decir, que puede haber conductas inmorales que escapen al ámbito jurídico, pero todo acto antijurídico es inmoral, o si se prefiere, antiético.

Aquí, quien ejerce la primera magistratura de la Nación afirma que su conducta y las de sus consorte de causa, es antijurídica pero no punible. Se conforma, así, con la inmoralidad de su accionar, tacha de la que jamás podrá escapar, conforme se ha visto supra, cuando se distinguieron los ámbitos de la juridicidad, y el más amplio y comprensivo de ella, que es el de la moral. Realmente se trata de una muy triste develación para el pueblo argentino: que nada menos que la persona que preside el gobierno rechace ser un delincuente, pero reconozca expresa y públicamente, ser un inmoral.

Pero veamos si su obrar es o no antijurídico, y que, además de su constatada y auto reconocida inmoralidad, también puede ser...

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