La UE advierte a Grecia que se acaba el tiempo para negociar

PARÍS.- En un clima de creciente exasperación y desconfianza mutua, el gobierno griego se reunió ayer hasta altas horas de la noche en Bruselas con los principales dirigentes de la Unión Europea (UE) a fin de obtener un respiro para su país, al borde del abismo financiero.

Sobre Grecia los adjetivos son tan remanidos que nadie quería reconocer ayer en Bruselas que los dirigentes de la UE aceptaron el pedido del primer ministro Alexis Tsipras de reunirse en una minicumbre, porque la consideraban una última oportunidad.

Prácticamente en quiebra, con unas relaciones cada vez más deterioradas con sus acreedores y sus socios europeos, Atenas solicitó esa reunión de urgencia en la que participaron el presidente francés, François Hollande; la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi; el titular de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y jefe del Eurogrupo (que reúne a los 19 países de la zona euro), Jeroen Dijsselbloem.

Organizado en menos de 48 horas al margen de la verdadera cumbre que mantienen desde ayer los 28 miembros de la UE, el encuentro podía ser considerado a primera vista como un éxito para el joven primer ministro griego de ultraizquierda. Pero la realidad es mucho más sombría.

"Más bien se trata de la calma antes de la tempestad. El espectro de una salida del euro se agita cada vez con más insistencia sobre Atenas y este encuentro fue presentido por los europeos como la reunión de la última oportunidad", confió un diplomático francés.

Para Tsipras, se trataba oficialmente de alcanzar un "acuerdo político". En otras palabras, convencer a los acreedores de Grecia -el BCE, la Comisión Europea y el FMI (la famosa troika, aborrecida por los griegos)- de que acepten liberar lo más rápidamente posible una parte de los préstamos que aún deben ser desbloqueados en el marco del segundo plan de rescate (unos 7000 millones de euros).

Hasta ayer, el Eurogrupo, inspirado bajo cuerda por Berlín, se había negado a hacerle ese favor, exigiendo que el equipo de Tsipras ponga en marcha las reformas prometidas por su predecesor. Pero el tiempo apremia. Hoy, el gobierno griego debía hacer frente a un vencimiento de más de 2000 millones de euros y, a fin de mes, al pago de salarios y jubilaciones.

Anteayer, incluso Tsipras hizo votar por amplia mayoría su "ley humanitaria", que debe ayudar a los hogares más fragilizados por la crisis: una subvención para alojar a 30.000 familias en...

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