La UCR busca minimizar la fuga de dirigentes

Lejos del relax al que, en teoría, invita el verano, el año en el que la UCR sueña con "volver a ser alternativa" empezó accidentado.En menos de una quincena el partido vio a Leopoldo Moreau lanzar su propio espacio político, confirmar su cercanía con la Casa Rosada y atacar sin eufemismos al partido. Por los diarios se enteró de que Silvana Giudici aceptó ser funcionaria de Mauricio Macri. También en los medios vio a Gustavo Posse ratificar, ya sin medias tintas, su acercamiento al macrismo y al intendente de Junín, Mario Meoni, animar a Sergio Massa a romper con el kirchnerismo y unirse a sus filas.Nadie en el partido acepta equiparar estas rupturas con la sangría de 2006, ni ve allí el esbozo de una tendencia que podría profundizarse. Pocos creen que corresponda hacer una autocrítica. Prefieren hablar de "decisiones aisladas" Quieren dar vuelta la página y ocuparse de la campaña."A las salidas de Moreau, Giudici y Posse no hay que darles trascendencia. Son actitudes asiladas. No creo que tengamos que hacer una autocrítica por este tema", dijo a LA NACION el presidente de la UCR, Mario Barletta.Sin embargo, y aunque evitó personalizar el ataque, lanzó: "Me siento más cómodo con los ciudadanos de la República que con los habitantes de los intereses".Sobre el armado de listas para octubre, el senador Ernesto Sanz precisó: "Hay provincias en las que nos conviene armar frentes y otras en las que vamos a ir solos, como Córdoba y Mendoza". En este último distrito, el candidato y favorito es Julio Cobos. En Córdoba todavía no hay definiciones."Cualquier frente que pretenda ser...

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