Trump refuerza su papel interventor con más presión a las grandes empresas

WASHINGTON.- Tanto como un poderoso actor, la industria automotriz es también fuerte símbolo de la riqueza de este país. Ahora, con un intervencionismo pocas veces visto, el presidente quiere convertirla en un caso testigo contra los efectos de la globalización fronteras adentro, al que podrían seguir empresas de otros sectores de bienes y servicios.

Bajo el palo de nuevos aranceles y la zanahoria de una baja de impuestos y mayor flexibilidad en regulaciones ambientales, el millonario puso ayer a las principales automotrices contra la pared al exigirles formalmente que lleven su producción "de nuevo a ".

Con un encuentro de menos de una hora en el , las tres grandes de la industria -General Motors, Ford Motors y Fiat Chrysler- vieron así cristalizar la amenaza de campaña de castigarlas si insistían en producir y ensamblar vehículos fuera del país.

Antes del encuentro, Trump había declarado la guerra en Twitter: "Quiero que se construyan nuevas fábricas en el país para vender más autos aquí", ordenó.

Tanto el mensaje como el encuentro en sí mismo constituyen uno de los picos de intervención directa de la Casa Blanca en la vida corporativa de las empresas en muchos años. Todo, bajo el lema de que "la vida de las familias y de los trabajadores norteamericanos debe estar por delante de todas las decisiones de gobierno", según sostuvo en su discurso inaugural.

Trump insiste en poner aranceles de hasta el 35% al ingreso de automóviles que empresas norteamericanas fabriquen en el exterior. Con eso quiere dar vuelta uno de los efectos que tuvo la globalización en el país: la relocalización de plantas en territorios donde la mano de obra es más barata.

También volvió a amenazar con aplicar "un impuesto sustancial" a las empresas que se vayan del país como consecuencia de su política y de dar ventajas impositivas y de regulación medioambiental para las que produzcan aquí para consumo interno.

De acuerdo con cifras del sector, casi un tercio de la producción automotriz norteamericana se ensambla fronteras afuera. Sobre todo, México, donde el costo laboral y fiscal hace mucho más apetecible la inversión.

"Lo que enfrentan ahora las automotrices es un dilema de hierro. O producen autos más baratos fuera del país o los producen dentro del país, pero más caros", sintetizan analistas del sector. Dicho de otra manera: se suben los precios o se absorben los costos. Se fabrica fuera del país y se vende más barato o se fabrica dentro de Estados Unidos a un...

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