El triunfo de una idea

Para quienes en su momento lo pensaron, al hashtag #RivervuelveaserRiver, expuesto de manera triunfal en la vuelta olímpica del último torneo, le faltaba algo. Aquel festejo, con la herida del descenso tan reciente todavía muy abierta, fue un Monumental y rabioso grito de desahogo, como el de una pena que se expulsa de la garganta aunque se sepa que va a estar mucho tiempo en el corazón. Fue sacarse un peso enorme de la mochila y resultó una pieza vital en aquella tarea.

Pero nadie de los que pensaron el hashtag #RivervuelveaserRiver estaba convencido de que ese mismo Ramón, ídolo y exorcista, fuera el hombre ideal para la que se venía. En la cabeza del presidente Rodolfo D'Onofrio y, más todavía, en la del secretario técnico Enzo Francescoli estaba la convicción de un trabajo asentado sobre las bases con las que Ramón no comulga, desde la línea de juego hasta la comunicación interna, unidas ambas desde la primera división hasta la última de las inferiores. Se lo plantearon con tal convicción que fue el propio Pelado el que se dio cuenta que lo hecho, hecho estaba, pero lo que había que hacer lo haría otro.

Hoy es fácil mencionar a como un acierto, como el ejecutante de un idea, pero entonces era una apuesta de riesgo, casi temeraria.

pasaron menos de seis...