El tridente puso en marcha la aceitada máquina del gol

ABarcelona le costó mucho conseguir delanteros de recambio en el último mercado de pases. Quien viniera sabía que lo haría en la condición inmodificable de suplente de Lionel Messi, Luis Suárez o Neymar. Nada de disputarle la titularidad a un tridente incontenible. Para algunos podría representar un honor y una oportunidad de aprendizaje ser relevo del trío sudamericano, pero la mayoría lo consideró como una postergación difícil de sobrellevar. Una sentencia a pasar largo tiempo sentado en el banco.

Así como antes se había ido Pedro y recientemente lo hizo Munir, cansados de esperar continuidad, en la última ventana de transferencias rechazaron incorporarse a Barcelona Luciano Vietto (prefirió Sevilla), Nolito (se fue a Manchester City con Guardiola), Ben Arfa (a PSG) y Ousmane Dembele (a Borussia Dortmund). Casi sobre el cierre del libro de pases, el Barça pudo anotar a Paco Alcácer, procedente de Valencia.

La respuesta a situaciones como la descripta está en lo que fue el debut de Barcelona en la 62a Champions League, una competencia que expone con bastante crudeza la desigualdad entre una minoría poderosa y una mayoría que administra recursos futbolísticos más escasos. El equipo de Luis Enrique aplastó a Celtic, pentacampeón escocés, por 7 a 0.

El tridente monopolizó la productividad ofensiva: Messi (tres goles, una asistencia), Suárez (dos y una) y Neymar (uno y cuatro). Una reacción implacable e inmediata a la sorpresiva derrota del sábado ante el Alavés de Pellegrino por la Liga de España. En ese partido, Luis Enrique no le funcionó el plan de la rotación. El tridente coincidió en el campo en los últimos 25 minutos (Messi y Suárez empezaron en el banco) y no fue suficiente para lograr el empate, más allá de que Messi tuvo el gol en una de las últimas jugadas.

Fueron siete goles y pudieron ser 14. La cuenta de tres de Messi pudo duplicarse de haber ajustado la definición. El rosarino hizo el primero, el segundo y el quinto. Todos los tantos compartieron una particularidad: los convirtió al borde o dentro del área chica, como el Nº 9 implacable en que se transforma cuando decide sorprender en los tres cuartos de campo, esa zona en la que también incide en la elaboración del juego.

Luis Enrique lo puso en palabras en la conferencia de prensa: "Messi es el mejor jugador de todos los tiempos porque...

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