Tratar con una estrella de Hollywood: antes y ahora

Kate Winslet ayuda. Tiene ganas de hablar, no recurre jamás a las frases hechas y escucha con atención las preguntas. También le hace un regalo impagable a sus interlocutores. Llega al encuentro, sonriente y feliz, con pantalones de jogging y zapatillas de entrecasa. Todo lo contrario de lo que se espera de una actriz premiada, importante, de las mejores que conoce el mundo en estos momentos. Pero estamos en pandemia y todo lo que le vemos hacer a Winslet (el saludo, la presentación, la descripción risueña del vestuario, las preguntas y las respuestas) transcurre a través de una pantalla. Ella, en algún lugar de Los Angeles. Nosotros, sentados en nuestros hogares y conectados vía Zoom con ganas de escuchar a una de las mejores actrices del mundo.

Nosotros somos los representantes de la prensa internacional. Cronistas especializados en cine y TV que tenemos la posibilidad de conversar con los artífices de las películas y las series que llegan a todas las pantallas posibles. Antes de la pandemia, la llegada de algunos de los estrenos más importantes podía adelantarse a través de un viaje internacional y un encuentro cara a cara en algún lugar del mundo con sus protagonistas. En la vieja normalidad, los usos y costumbres de la industria del entretenimiento impusieron un término conocido como "junket". Un tipo de encuentro inventado en 1963 por el productor y director Stanley Kramer, a quien se le ocurrió convocar a periodistas de todo el mundo para participar en un solo lugar de la presentación de la película El mundo está loco, loco, loco, loco... De allí en adelante la estrategia se perfeccionó y se hizo costumbre ante cada nuevo gran estreno. Cronistas que llegan a alguna capital importante, son alojados en un mismo hotel y convocados durante toda una jornada (luego de compartir la proyección del film o la serie) para encontrarse con sus protagonistas: director, autor, productor y, sobre todo, sus estrellas.

Todo un piso de ese mismo hotel se reserva para la actividad. Una habitación para el check in, que oficia además de sala de espera, y cuartos distribuidos con mesas redondas. Los cronistas, divididos por grupos, irán ocupando las sillas a la espera de las figuras que, de manera rotativa, desfilan por las habitaciones para compartir con la prensa unos 15 o 20 minutos de charla. Muchas veces LA NACION consigue que ese tiempo se convierta en una charla a solas con las estrellas.

A cargo del operativo está un ejército de celosos publicistas...

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