Tras el incendio del conventillo, 77 personas siguen en la calle y se resisten a ser trasladas

El sol que hubo ayer los ayudó a pasar una jornada agradable, pero al caer la noche y, con ella, la temperatura, las 22 familias que aún permanecían en la calle, a espaldas al Riachuelo y frente al conventillo que se había incendiado la madrugada anterior en La Boca, se preguntaban cómo harían para abrigarse. Algunos tenían a mano frazadas, otros estaban en carpas que fueron instalando sobre el cemento y unos terceros, sobre los colchones que les acercaron.

Eran 77 personas, entre ellas, 33 chicos, que se negaban a abandonar el lugar por temor a perder las pertenencias que dejaron en sus viviendas cuando les ordenaron abandonar el edificio luego del incendio que dejó cuatro muertos. Una discusión de una pareja desató la tragedia.Miguel Ángel Torres, de 25 años, amenazó a su novia y prendió fuego un colchón. Minutos después las llamas se propagaron por gran parte del conventillo y provocó el derrumbe de una pared que cayó sobre las víctimas, una de ellas, una beba de un año.

"Nos quedamos porque queremos recuperar nuestras pertenencias y tenemos miedo que nos dejen sin vivienda", dijo Alicia Araujo, sentada sobre un colchón, delante de una carpa pequeña. "Las carpas son nuestras, cada uno las fue consiguiendo como pudo", agregó la mujer que vivía en una habitación del conventillo, mientras tomaba mate cocido y comía galletitas.

Frazadas, colchones, viandas calientes, arroz, fideos y yerba son algunos de los productos que fueron recibiendo de las distintas agrupaciones barriales, como comedores y ONG, y desde el Ministerio de Desarrollo Social y Habitat a través del programa Buenos Aires Presente (BAP).

Paradores

Los equipos del BAP propusieron trasladar a las personas hacia algunos de los paradores donde pudieran pasar la noche hasta que se libere la clausura del edificio, pero ninguno de los vecinos aceptó la oferta. Voceros del ministerio indicaron que todos los damnificados recibirán un subsidio económico que se pagará con una primera cuota de emergencia y luego, a través de un banco.

"Vos quisieras ir a un parador? Nosotros tampoco", increpó Roberto Sánchez ante la consulta. "Acá somos seis familias, con ocho menores, que queremos estar en nuestras casas", agregó. Todas estaban en la concentración más numerosa, frente al conventillo incendiado.

Un gazebo improvisado, amarrado con cuerdas al alambrado que los separaba del Riachuelo, protegía a los vecinos del frío que comenzaba a notarse cuando se ocultaba el sol. Entre paquetes de arroz...

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