En la transición energética, el remedio puede ser peor que la enfermedad

El auge de los autos eléctricos aumentará la demanda de metales de tierras raras

El angustioso proceso de transición industrial iniciado para reemplazar las energías fósiles por tecnologías no contaminantes amenaza con transformarse en una trampa industrial, financiera y ecológica que puede colocar a la humanidad ante una situación crítica.

Las tensiones que estremecen los mercados de tierras raras permiten suponer la existencia de un feroz enfrentamiento entre Estados Unidos y China por controlar la extracción, la producción y el reciclado de esos 17 minerales vitales que tienen una importancia crucial para las industrias del automóvil, telecomunicaciones, semiconductores, armamentos, tecnología digital y energías renovables, que serán determinantes para la economía del futuro. Las amenazas y chantajes de Pekín comenzaron a principios de siglo y se agravaron en 2010 en represalia a ciertas restricciones comerciales de Japón y, luego, de la guerra aduanera y tarifaria con Donald Trump. Nadie explica claramente, sin embargo, las verdadera dimensión de ese duelo: a partir de este momento, el mundo deberá duplicar cada 15 años la producción de esas tierras -también conocidas como metales raros- que serán imprescindibles para desarrollar la transición energética. (La industria es tributaria, en total, de la casi totalidad de los 86 metales que integran la tabla periódica de elementos de Mendeleyev.) Una sola cifra permite comprender las dimensiones colosales que tendrá la reconversión que prepara la economía mundial: entre ahora y 2050, el mundo deberá extraer más minerales de los que la humanidad extrajo desde hace 70.000 años.

Ese objetivo tiene alcances económicos y ambientales que nadie se atreve a imaginar para no pensar en las amenazas que entraña para los equilibrios económicos y la seguridad del planeta.

Consciente del interés geopolítico que podía tener el desarrollo de las reservas chinas , el primer ministro Deng Xiaoping definió a fines de los años 1980 el interés del Partido Comunista por el desarrollo de ese sector. En un contexto de tensión por la estampida de precios de ciertas materias primas industriales, el viejo líder develó la visión que aún preside la estrategia de Pekín: "Los árabes tienen el petróleo, pero China posee las tierras raras", proclamó.

Mientras la producción china -protegida de la competencia exterior- aumentaba de año en año , Estados Unidos cerró la mina de Mountain Pass (California) y las actividades de...

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