La transformación de Palo

De hippie a tecno-punk y de ahí a la psicodelia folk sin escalas, para enseguida abrazar lo rioplatense y el criollismo y del ritual criollo al rock retro contemporáneo, que hoy esgrime orgulloso. Próxima estación: "experimental y lo-fi depresivo", en sus propias palabras. Las transformaciones de Palo Pandolfo han marcado su obra y la de toda una generación de jóvenes músicos que hoy confiesan su influencia desparramados a lo largo y a lo ancho del arco musical argentino, desde el rock de vanguardia hasta el tango, y de la legión de cantautores a las bandas de neopsicodelia.

Transformación es el título del segundo álbum de su última reencarnación, Palo Pandolfo y La Hermandad, en donde profundiza el camino sonoro iniciado con Esto es un abrazo, pero en el que asegura haber adoptado otro método para la escritura, llevando su poética a un nuevo estadio, con la literatura siempre como argumento, entrelazando a Virginia Wolf con Osvaldo Bayer y a Augusto Roa Bastos con Tristán Tzara.

"Cuando era más joven practicaba el conocimiento de abismos, pero con los años puedo decir que ahora atrapo ideas", resume.

Entre el abismo de su adolescencia y la aparente seguridad de esta madurez, Pandolfo ha creado una obra singular, que se nutre de las transformaciones. "Evidentemente el sujeto de la transformación es uno, yo hago referencia a eso en este disco. La clave está en un tema que se llama «Niña de metal», que dice «para los santos vida es transformación». Ésa es la clave de esta transformación. La ley de causa y efecto o la ley del karma. Por otro lado, transformación tiene mucho que ver con los 80 para mí, por algo el disco es medio ochentoso. Transformer, transformismo, la dualidad, el lado femenino. En definitiva siempre hablo de lo mismo, siempre hay un tratado metafísico en lo que escribo."

Palo cuenta que, a diferencia de su álbum anterior, esta vez hizo un trabajo de orfebre con las letras, una suerte de antítesis de como venía componiendo desde el automatismo. "Encaré desde otro lugar el contenido, el guión emocional. Y logré hacer lo que siempre soñé y nunca había podido, que es pensar en algo previamente y ponerme a escribir sobre eso. Después uno juega con la propia emoción del momento y por ahí terminás diciendo cosas más profundas de uno que si se pone explícitamente a escribir sobre lo que a uno le pasa. Me parece intenso expresar cosas desde el inconsciente hablando de un tercero. Ése es el chiste de esta composición, que, en algunas...

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