Tranquilos, la ciencia está haciendo su trabajo

Fotograma de la película No miren arriba

La película Don’t look up utiliza una metáfora (un poco burda) sobre la relación de la opinión pública con el cambio climático y los discursos populistas. Un grupo de científicos descubre que un cuerpo celeste va a chocar contra la Tierra. Cuando lo reportan a la Casa Blanca, el hecho -observable, evidente, fáctico- se mezcla con la política. Enseguida, la noticia se espectaculariza y se convierte en algo sobre lo que se puede tener opiniones. Cuando el asteroide ya se vuelve visible con solo mirar hacia arriba, el eslogan "no miren hacia arriba" se reproduce en remeras, calcomanías para el auto y gorras.

Lo que hace que el caso del cambio climático sea aún más complicado es que, a pesar de que algunas de sus consecuencias ya son visibles, entenderlo y modificar nuestro comportamiento a partir de eso implica abstracción. No alcanza con mirar hacia arriba. La relación entre una sequía en un territorio a miles de kilómetros de mi casa y el caño de escape de mi auto no es autoevidente: necesita una explicación, y en esa explicación va a haber hechos en los que voy a tener que creer porque otros dicen que es así, aunque yo -que no soy científica- no los pueda entender. Necesita confianza en el sistema científico.

Si me preguntan a mí, las explicaciones científicas son más hermosas y fascinantes que los relatos de las pseudociencias. ¿Por qué necesito el relato de la astrología para entender cómo soy si tengo a mano una explicación mucho mejor, que además está basada en la evidencia y que me puede dar mejores respuestas para conducir mi vida?

La pandemia es otro escenario en el que la confianza en la ciencia fue puesta en juego. La búsqueda de soluciones sucedió a la vista de todos. Vimos cómo funciona el método científico. Aprendimos sobre fases, tamaños de muestras, porcentajes de efectividad y publicaciones con revisión de pares. Saber cómo funciona la ciencia, que es un sistema en el que se avanza a partir de cuestionar, aportar evidencia, volver a cuestionar y controlarse entre pares, sólo podía aumentar la confianza. Pero, por otro lado, que esos fueran visibles también nos expuso a la incertidumbre y el malestar de las respuestas inconclusas. Instituciones como la Organización Mundial de la Salud, por ejemplo, recomendaron en un momento "barbijos no" y luego "barbijos sí" (y es comprensible, había que actuar rápido, con la información disponible, y sabiendo que esa información podía cambiar), en un...

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