Training emotivo: volver al deporte de la infancia

"Extrañaba jugar, golpearnos, divertirnos, pero también el tercer tiempo: los amigos, el asado y charlar de pavadas hasta tarde", cuenta José Luis Albanese, docente de 50 años, que después de casi tres décadas alejado del rugby no dudó ni un segundo en decir que sí cuando un amigo con el que jugaba en la adolescencia lo invitó a sumarse a un equipo de veteranos. Hoy, ocupando el puesto de segunda línea en el equipo de veteranos del club San Miguel, entrena todos los miércoles a las 20.30: "Ese día nos juntamos sin falta, es como ir a misa", asegura. El encuentro deportivo se extiende indefectiblemente a la cena y mantiene al grupo en estado para los partidos que se juegan los domingos por la tarde una vez por mes.

Como a muchos otros, lo que alejó a José Luis del deporte de su infancia y adolescencia fue "la vida" -el trabajo, la familia, el estudio, el país-. Pero los que hallan el camino de vuelta a la pasión de volver a jugar con reglas conocidas y destrezas desarrolladas, encuentran renovadas las ganas, intacta la felicidad ante el fragor de la cancha y redescubren el valor del equipo. Aunque, lo que puede ocurrir, es que no siempre el cuerpo acompañe...

"Uno debe tener presente que el organismo humano necesita cierto tiempo para adaptarse a una rutina de entrenamiento y que si no se ha levantado una nuez en décadas hay que tomárselo con calma", afirma Daniel Tangona, personal trainer certificado por el National Council on Strength and Fitness, que agrega: "La experiencia habla de que empezar todo junto, rápido y exigido no es sostenible en el tiempo, y aumenta el riesgo de lesiones, estrés, agotamiento, mal rendimiento laboral, mala calidad de sueño... lo que llamamos sobreentrenamiento".

Sin embargo, muchos de los que vuelven a las canchas -de rugby, hockey, básquet, tenis, etcétera- después de años o décadas de ausencia han mantenido de alguna forma encendida o, al menos, "en piloto", la pasión por el deporte. Es frecuente que aquellos que por motivos de agenda laboral o familiar no pudieron comprometerse a rígidos horarios de entrenamiento y de competencia hayan optado por deportes individuales, como forma de mantener mens sana in corpore sano. En el caso de Luciana Fuks, que entre los 6 y los 25 jugó al hockey en Hacoaj -hasta llegar a integrar la primera-, pero cuando las responsabilidades del trabajo le impidieron continuar, se mantuvo en forma haciendo yoga, pilates y, más recientemente, kickboxing.

"Cuando hace unos meses vi de...

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