Trabajar por cuenta propia no garantiza más ingresos

La vida de un cuentapropista, muchas veces ilustrada con hombres y mujeres felices que administran sus tiempos y trabajan desde su casa iluminada y minimalista, no suele ser tan armónica.

"No se puede tomar al cuentapropismo como un grupo homogéneo. Lo mismo sucede en servicios, donde hay grupos muy distintos", dice el sociólogo Daniel Schteingart, uno de los autores del trabajo Argentina 2030 sobre el empleo en la Argentina. Según el especialista, muchas veces los trabajadores que lo hacen por su cuenta están lejos de la profesionalización y, más bien, mayoritariamente esconden una precarización laboral.

Los números le dan la razón. "Fue, quizás, una de las cosas que más sorprendieron", dice el sociólogo. En la Argentina, alrededor de 70% del cuentapropismo es de bajo nivel educativo e ingresos relativos bajos. "El arquetipo de ello podría ser el vendedor ambulante, el albañil que hace changas o una costurera que trabaja en su casa", dice Schteingart. El 30% restante es de alto nivel educativo e ingresos relativos altos (el arquetipo podría ser una arquitecta o un consultor freelance).

Del mismo modo, aproximadamente dos de cada tres asalariados son formales y con amplitud de derechos laborales (vacaciones pagas, licencia por enfermedad, aportes jubilatorios u obra social), y uno de cada tres es informal y sin tales derechos.

En efecto, las características socioocupacionales de los cuentapropistas de bajo nivel educativo tienden a asimilarse a la de los asalariados informales -con pobreza muy...

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