Lo que la toma de las escuelas no deja ver

Imágenes fuertes para el militante progresista estudiantil: el martes, Horacio Rodríguez Larreta almorzó en la Unión Industrial Argentina y recibió el respaldo de los empresarios para la reforma educativa que propone. El jefe de Gobierno porteño había arrancado con un lugar común del mundo corporativo, la capacitación, las pasantías y las nuevas tecnologías, pero la conversación saltó inevitablemente a las tomas de los colegios de la ciudad, que ayer llegaban a 30.

Los anfitriones, encabezados por Miguel Acevedo, presidente de la entidad fabril, coincidieron con el funcionario en las ventajas del sistema dual alemán, que el Gobierno dice haber tomado como referencia para esta reforma y que les exige a los escolares prácticas laborales durante los últimos meses del quinto año de cursada. "No sólo Alemania: países como Suiza o Corea del Sur avalan la matriz", dijo después a este diario Daniel Funes de Rioja, uno de los ejecutivos presentes, que cree de todos modos que el proyecto debería ser aplicado y, principalmente, "comunicado" de manera adecuada.

Pero una parte de los alumnos se opone. Y el Gobierno ve en las tomas la sombra del kirchnerismo. Sin mencionar el tema, más temprano, Mauricio Macri había hecho ese día una alusión durante el cierre de la reunión de Gabinete ampliado, en el Centro Cultural Kirchner: "Es el momento de debatir la educación pública que queremos en la Argentina", le dijo a su equipo. Ese objetivo ambicioso, que supone que parte del atraso argentino se sustenta en sus pobrezas académicas, tiene sin embargo algunas dificultades de instrumentación. Y dista bastante del milagro alemán.

Los especialistas en la materia trazan, por lo pronto, significativas diferencias con el sistema dual de ese país, un método que muchas naciones quisieron imitar con escasos éxitos y que nació en 1973, con la creación de la primera academia profesional en la ciudad de Stuttgart como respuesta a las exigencias de las empresas Bosch, Daimler Benz y SEL. Dicen que no funcionó en todos lados. Y que no es un debate argentino sino mundial. Hace unos años, por ejemplo, la Bertelsmann Stiftung, fundación que financia el grupo alemán Bertelsmann, con sede en Gütersloh, le encargó al especialista Dieter Euler, profesor de la Universidad de St. Gallen, Suiza, que hiciera un estudio comparativo sobre la aplicación del esquema en otras naciones. En el texto, que se publicó en 2013 y está disponible en la Web, Euler concluye en que sólo unos pocos...

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