A todo dispositivo conectado se puede acceder de manera remota

En el último congreso mundial de móviles, en Barcelona, la empresa Telefónica regalaba en su stand un curioso, pero pragmático accesorio para notebooks. En pocas palabras, se trataba de un autoadhesivo que se adosaba a la cámara y permitía cubrir y descubrir la lente a voluntad. Un parche para el ojo de la notebook, digamos. Un accesorio llamativo, pragmático y también significativo.

El problema no es sólo con las cámaras. A todo dispositivo conectado con Internet se puede acceder de forma remota si no se siguen minuciosamente los pasos de seguridad para autenticar a los visitantes.

En principio, ni siquiera hace falta hackear nada. Muchos equipos, entre otros los routers Wi-Fi y las cámaras, tienen un nombre de usuario y una contraseña predeterminados de fábrica. En otros, sólo tienen un usuario (por ejemplo, típicamente, admin), sin contraseña. Algunos programas transmiten el video de la cámara sin usuario ni contraseña. Una cantidad de usuarios olvida o no sabe que debe configurar estos datos.

Las cámaras son particularmente sensibles, no sólo porque pueden permitir una de las más desagradables formas de fisgoneo, sino porque, además, y como ocurrió con el sitio que fue noticia estos días, el acceso irrestricto puede ofrecérsele a 3000 millones de personas, vía Internet. Para peor, y esto torna una situación incómoda en una verdadera pesadilla, las imágenes provenientes de una webcam (la de la notebook, por ejemplo) o una cámara IP (las que se usan en los sistemas de vigilancia remota)...

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