Tinelli no precisa tres deseos: le alcanza con uno

MARRAKECH (De un enviado especial).– La práctica está un poco convulsionada. Hay un bebe que anda dando vueltas, de nombre Lorenzo. Hay otro hijo famoso, Francisco, fanático del Ciclón, cholulo como todo adolescente detrás de sus ídolos. Un personaje mediático: el Tirri, el primo, el que bailaba en la televisión en el programa de TV de mayor audiencia. Cuando Marcelo Tinelli se presenta en sociedad, cuando cae la tarde en una cancha auxiliar del Stade de Marrakech, todo puede suceder. Los supuestos titulares se entretienen con trabajos sin esfuerzos, los hipotéticos suplentes ensayan pases y crean sociedades en otro sector. Todo el mundo mira, sin embargo, al rey de la televisión, el vicepresidente primero de San Lorenzo. Todo el mundo es todo el mundo: unos 120 periodistas de varios puntos cardinales (españoles, marroquíes, italianos, mexicanos, neozelandeses) que quieren saber de qué se trata San Lorenzo, el pequeño gran adversario de Real Madrid. El finalista del Mundial de Clubes.

Decenas de japoneses. Entre ellos Fernando Moner, aquel rústico y calvo defensor convertido en hábil cronista de Nippon TV. "A los japoneses les interesa mucho este torneo, porque ya se jugó en su país. Están al tanto de todo, son muy organizados y muy futboleros", cuenta el ex zaguero, que corre para buscar historias de vida detrás de los protagonistas como antes buscaba frenar gambetas rivales. Está todo tan revolucionado, que de pronto los grifos deciden por sí mismos bañar cada rincón del escenario. Es una lluvia interminable, impropia de una seria organización de un torneo FIFA. Los jugadores corren y se mojan. Otros, evitan el suplicio. Hay risas, hay buena onda. Pero nadie puede cerrar las canillas. Agua por todos lados, con las estrellas en el cielo de escenografía.

El entrenamiento se acaba. Los jugadores descansan y Tinelli cuenta sus sensaciones. Hasta frota una lámpara de Aladdin, que le propone un periodista. "¿Tres deseos? Con uno alcanza", advierte, entre risas. "Está bien ser el partenaire, ellos son los más grandes, los gloriosos", señala. Le agrada al empresario el juego de las comparaciones y apunta al corazón azulgrana. "Vamos a jugar el partido de nuestras vidas, aunque hay que recordar que hace dos años, todo esto era impensado", sentencia. Y se disfraza, por un momento, de entrenador. De especialista. "Hay que cerrar todas las líneas, no se puede jugar al mismo nivel. Hay que estar alerta y concentrados. Me gusta lo que dijo Casillas...

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