Tinelli apuesta por aquel modelo de Macri

Qué le transformó la cabeza. Cuándo fue, cómo fue. Marcelo Tinelli, empresario con 52 años de fútbol, periodismo, negocios, televisión y popularidad, tuvo una metamorfosis extraordinaria en toda su carrera. No es el mismo que ayer y, acaso, no será el mismo a partir de hoy, ya que él mismo sabe que el desgaste que tendrá su mediática figura con el devenir azulgrana, seguro, no le ha pasado jamás. Ni el rating ni los romances ni el poder: San Lorenzo, en este próximo año y cuatro meses en el que será su vicepresidente, le dará una vitalidad y un envejecimiento que sólo él sabe. Por eso, qué fue que le pasó. Por qué mete los pies en el barro de la política, si su familia le había advertido que no lo hiciera. Porque había sufrido amenazas. Llamadas misteriosas. Se había bajado, a días de haberse subido. Fue su misma familia la que lo movilizó. Sus hijos. La sensación de que es ahora o... nunca. Aquella imagen del Ciclón desquiciado en los últimos días antes de la promoción contra Instituto. En las semanas del derrumbe de Banfield, un alivio indispensable para evitar la caída azulgrana. Allí, cuentan, tomó la decisión. Llamó a Matías Lammens, un joven empresario y amigo con el que colaboró en adquisiciones de jugadores y se decidió. Era ahora. Es ahora.Estuvo casi todo el día en el Bajo Flores: recorrió de punta a punta la ciudad deportiva devastada en el tiempo, también víctima de aquel temporal. Tinelli, sin embargo, tiene múltiples ocupaciones. No estará todo el día en el club, aunque sabe que será la cabeza visible del proyecto que, acaso, siga tres años más luego de diciembre de 2013. Si los números de la economía no cierran, si los resultados futboleros no seducen, si surge algún tímido intento de antipatía, no se garantiza su permanencia a futuro. El empresario precisa de afecto: el rating de la gente es su motor. Aquel mazazo del público, luego de sus burlas televisadas en el 1-7 contra Boca, son un estigma que aún no puede olvidar.Su función se bifurca: fútbol y marketing. Fútbol, con el ojo clínico en Ricardo Caruso Lombardi, un DT al que le agradece la continuidad en primera, pero que entiende que no es el protagonista para los tiempos modernos. Visitas al comité ejecutivo de la AFA, con todos los dirigentes. Su entusiasmo, advierten, es total. Sus múltiples ocupaciones, sin embargo, abren el interrogante: hasta dónde va a llegar. Es una excelente prueba piloto: obtuvo unas elecciones "extraordinarias", por la acefalía provocada (con aires de golpe...

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