Tiempos extraños

En El hombre Omega, Charlton Heston hablaba con los maniquíes de un desolado centro comercial solo para olvidar por un instante la extrema anomalía que lo rodeaba (toda la población de una ciudad aniquilada por un virus). Y entre las citas distópicas que abundan por estos días no podía faltar la del encuentro gélido, callado y final, de dos muñecos a escala humana. La escena transcurre en un recoleto restaurante de Washington, y no es sencillo discernir dónde radica, exactamente, su fulgor siniestro. Está la cercanía ambigua de los comensales sintéticos; pero también...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR