Theranos: el status de Silicon Valley ante el auge y la caída de Elizabeth Holmes
Durante una década, Holmes engañó a inversionistas inteligentes, a cientos de empleados inteligentes, a un comité de figuras ilustres y a los medios de comunicación que estaban ansiosos por ungir a una nueva estrella
SAN FRANCISCO — Poco antes de que terminara el proceso penal contra Elizabeth Holmes , sus abogados presentaron como prueba su extenuante plan de superación personal.
El documento, escrito a mano , comenzaba de esta manera: "4:00 a. m. Levantarse y agradecer a Dios". Luego seguían ejercicio, meditación, oración, desayuno (suero y "bannanna"). A las 6:45 a. m., hora en que los holgazanes siguen buscando a tientas el despertador, ya estaba en la oficina de Theranos, la empresa de pruebas de sangre que fundó en 2003.
Holmes tenía muchas reglas en Theranos: "Nunca llego ni un minuto tarde. No muestro ninguna emoción. TODO TIENE QUE VER CON LOS NEGOCIOS . No soy impulsiva. Sé cuál es el resultado de todas las reuniones. No vacilo. Tomo decisiones de manera constante y las modifico cuando es necesario. Hablo poco. Sé detectar mentiras de inmediato".
Y eso funcionó . La determinación de Holmes era tan contundente y encajaba tan bien en el cliché de que en Silicon Valley se logra lo imposible cuando te niegas a aceptar que es imposible , que logró inspirar confianza hasta el momento en que, el lunes, un jurado la declaró oficialmente culpable de cuatro delitos de fraude .
Este veredicto marcó el fin de una era. En Silicon Valley , donde la línea entre la retórica y los logros casi siempre es imprecisa, por fin existe un límite para lo fraudulento.
Se trata de un ascenso y una caída épicos que va desde que Holmes desertó de la Universidad de Stanford hasta su condena, pasando por el avalúo de Theranos en 9000 millones de dólares, y que será el tema de conversación en todas las cafeterías y bares de jugos de Palo Alto, California, hasta que la industria de la tecnología parta y emprenda una nueva vida en las colonias de Elon Musk y Jeff Bezos en mundos lejanos. A lo largo de una década, Holmes engañó a inversionistas avezados , a cientos de empleados inteligentes, a una junta directiva multiestelar y a unos medios de comunicación ansiosos por consagrar a una nueva estrella, aunque no tuviera títulos académicos, o sobre todo por eso.
Así como Silicon Valley es una versión caricaturizada de las ideas generales de los estadounidenses sobre las virtudes del trabajo duro y la obtención de riquezas con rapidez, Holmes era una versión...
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba