Un texto potente sin sutilezas

Odiseo confinado : / Texto: Leónidas Lamborghini. / Adaptación: Rubén Ríos. / Intérprete: Daniel Di Cocco. / Escenografía y vestuario: Camila Rojas, Oscar Lara, Maya Tsaneva y Roberto Serralutzu. / Luces: Natalia Bianchi. / Dirección y puesta en escena: Néstor Pérez Vidal. / Sala: La Ranchería, México 1152. / Funciones: viernes, a las 21. / Duración: 70 minutos.

Kafka decía en uno de sus textos que existía una amenaza todavía más terrible que el canto de las sirenas. Y añadía: es su silencio. El Ulises de Homero sólo sorteó el engañador hechizo que procedía del primero de esos peligros atándose a un mástil, pero en la literatura universal abundan los personajes que pelean contra el segundo, esa forma del vacío o el enigma bajo la cual se estrellan los infinitos dilemas o preguntas sin resolver del ser humano.

El Odiseo de Leónidas Lamborghini pertenece a esa legión de personajes -entre los que está, según nos dice Juan José Saer en su ensayo "La narración-objeto", el propio Quijote que se enfrentan al silencio. En este caso su nombre es Cordero, el paródico y su travesía, en busca de alguna verdad, se realiza no en las aguas del Egeo, sino en las páginas de una revista impresa, cuyos resquicios aprovecha para estampar con su bolígrafo los versos de una aventura frustrada.

En ese impulso por atrapar una certeza que diferencie la realidad del delirio o dé explicación a la "incoherente barbarie de un ajedrez humano roto, quebrado a puntapiés", el poeta convoca a otros personajes: la Tipaza; Calaf, el Salvador (su contraparte, aunque ambos coinciden en reivindicar el fracaso), o urde nuevos palimpsestos que ofrecen testimonio del esfuerzo, generalmente vano pero no infértil, porque sobre su ruta otros encontrarán...

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