Un terremoto electoral que deja al país en tierra desconocida

MADRID.- No hay antecedente en la historia de la democracia española de una catástrofe electoral como la que sufrió anoche el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy.

Las pistas del castigo que se le venía encima estaban a la vista. Todas las encuestas señalaban el hartazgo masivo con la corrupción política, la desconexión con los partidos tradicionales, la inquietud por el desempleo, todavía estancado en un agobiante 23%.

El presidente y su gobierno vendieron optimismo por un repunte económico escuálido, invisible para los más afectados por seis años de crisis salvaje. Optaron por no hablarle a una mayoría de la sociedad. Creyeron en el "efecto Cameron": la emergencia de un voto oculto que le permitiera dar una sorpresa como la que consiguió el primer ministro británico dos semanas atrás.

Hubo sorpresa, pero fue al revés. El electorado optó por un giro a la izquierda que le arrebata al PP la iniciativa en casi todo el país. A Rajoy le esperan horas infartantes para sobrevivir como candidato a la reelección.

España entró en un terreno desconocido en el que porciones decisivas del poder territorial quedan en manos de figuras ajenas a la política de partidos. Dos activistas sociales que se presentan como "ciudadanas comunes" gobernarán las dos principales ciudades del país.

Ada Colau, futura alcaldesa de Barcelona, se dedicaba hasta hace seis meses a organizar escraches, a tomar bancos y a pelear con la policía para evitar desalojos a deudores hipotecarios. Manuela Carmena, que casi seguro gobernará Madrid, era hasta marzo una jueza jubilada que gestionaba una tienda de ropa infantil con fines sociales para ayudar a reclusas en busca de reinserción.

El impacto de Carmena en la campaña resultó fenomenal. Consiguió equilibrar un mensaje progresista radical con promesas de regeneración ética, sin perder nunca los modales ni la coherencia. Obró el milagro de mantener unida a una decena de formaciones de izquierda, sin militar en ninguna de ellas.

Esta mujer de 71 años rejuveneció a Podemos. El líder del partido de los indignados, Pablo Iglesias, se reposicionó en la carrera presidencial después de tres meses de caída en las encuestas y de desconcierto ideológico. El tamaño de su triunfo se mide por el peso de su rival, Esperanza Aguirre, un tanque del PP, imbatible en Madrid durante un cuarto de siglo.

A nadie como a Rajoy puede culparse por el descalabro. Sin atender las alarmas que sonaban se negó a convocar elecciones internas y eligió a dedo a...

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