Terapia intensiva: déficit de médicos en un área crítica

Que falten enfermeras no es novedad. Pero que en los últimos años haya disminuido el interés de los médicos por ciertas especialidades consideradas "críticas", al extremo de que ni siquiera se postulan para las residencias, es una novedad con muy mal pronóstico.El Colegio Argentino de Terapia Intensiva (CATI) difundió un comunicado en el que afirma que la carencia de especialistas es un "peligro nacional". Revela que, por las condiciones laborales, entre 2007 y 2013 se triplicó la falta de médicos formados. Cardiólogos, clínicos o médicos de otras disciplinas están cubriendo algunos de esos puestos.Lo mismo ocurre con neonatología, otra especialidad que el Consejo Federal de Salud (Cofesa) considera prioritaria, junto con emergentología, pediatría, medicina familiar, anestesiología, salud mental y ginecología."El sistema de salud está en estado crítico, una realidad que no se está considerando cuando se piensa en las políticas de salud. Hay un colapso, en el que la terapia intensiva es la más deteriorada del sistema", dijo Alejandro Risso Vázquez, vocal del CATI.Ya hace dos años, el doctor Pablo Justich, entonces neonatólogo del Hospital Zonal de Bariloche, escribió en la revista Archivos Argentinos de Pediatría que"en la Argentina la falta de neonatólogos es un problema en aumento. La ausencia de un sistema de salud coordinado y organizado y la falta de adaptación del rol del neonatólogo a la realidad de la atención materno-infantil impiden la adecuada cobertura asistencial".En todos los casos, la decisión de pasarse a otro servicio o concursar por la residencia en otra especialidad más rentable, con horarios más cómodos o sin tantas guardias (el 42% de los intensivistas, por ejemplo, realizan más de dos guardias semanales para mejorar sus ingresos), tiene mucho que ver con condiciones laborales poco atractivas para los médicos con más de una decena de años de formación o los que recién terminaron la facultad.De sostenerse esta tendencia, Justich preveía que era "altamente probable que una población atendida por una especialidad diezmada, sobreexigida, inadecuadamente remunerada o con condiciones laborales adversas se vea sometida a riesgos que eleven la morbimortalidad infantil o que, al menos, no contribuyan a su reducción".Desde Murcia, España, donde se doctoró en salud pública, señala vía mail a LA NACION: "No noto cambio alguno desde entonces; por lo menos, cambios significativos. Esto es consecuente con la complejidad del problema y la falta de una...

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