Las tensiones de gestionar una excepción infinita

"Ahora duermo un poco mejor", les confesó hace unos días Alberto Fernández a algunos integrantes de su círculo cercano, los mismos que en las primeras semanas de la pandemia habían detectado que el Presidente estaba emocionalmente afectado por los alcances de la crisis. Sin embargo, hay una pesadilla que lo sigue desvelando: la que retrata a miles de muertos por el coronavirus, con hospitales colapsados y una sociedad desbordada. Esa imagen es la que reflota cada vez que enfrenta cualquier planteo de flexibilización de la cuarentena.Es su escena más temida, porque sabe que a partir de entonces perdería el principal capital que construyó hasta ahora, que es y de que puede brindar amparo. Curiosa paradoja para un político que hizo campaña diciendo "soy un tipo común" y le toca administrar la situación más excepcional de la era posindustrial. Con un agravante: la excepción se extiende en el tiempo hasta transformarse en una nueva normalidad gobernada por la incertidumbre infinita, estadísticas reversibles y desconcierto científico. Es una crisis que llegó sin manual de instrucciones.Todo es relativo en este nuevo escenario. El mismo , perturbado por la hipótesis del descalabro, comentó en los últimos días su ilusión de que el pico de contagios y muertos no solo se siga postergando (ahora habla de mediados de mayo y hasta de junio), sino que se convierta en una larga meseta. Lo alienta ver que el ritmo de contagio hoy todavía se duplica cada 14 días, un promedio tolerable para el sistema. También, que la cifra diaria de muertes no escala. Pero el ala sanitaria de su equipo lo desalienta y lo regresa a la realidad de que no hay posibilidades de evitar una curva ascendente, aunque sí más espaciada. Un dato escondido en los partes oficiales llamó la atención de algunos especialistas: el alto porcentaje de víctimas mortales en comparación con los pacientes recuperados, un ratio que oscila alrededor del 18%. Hasta ayer al mediodía había 129 muertos y 685 personas que habían sido dadas de alta. El resto sigue en tratamiento.Lo mismo pasa con la flexibilización de la cuarentena. El Presidente sigue firme en la convicción de que el aislamiento es la única herramienta eficaz para el contexto argentino. "Relajar un poco la cuarentena es para Suiza", comentó esta semana, admitiendo la dificultad para regular matices frente a una sociedad hastiada del encierro y una economía que languidece. En el Gobierno cuentan, a modo de ejemplo, que hubo gente que...

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