La tenaz seducción de los vampiros

Ella baja del taxi, se acerca a las escaleras, porta dos mínimas valijas. Él entorna la puerta, avanza unos pasos. Ambos se miran y el tiempo del film se detiene. No importa que luego ella deje en el suelo su equipaje y ascienda los escalones con lentitud, la mirada fija en el hombre que, escalones arriba, la aguarda. En la mirada inicial ya estuvo todo: la chispa, el reencuentro tras la ausencia, el intransferible demorarse en la eternidad que tan bien conocen los amantes. Pero que mejor aún saborean Eve y Adam: ambos son vampiros y lo suyo es, al fin y al cabo, la inmortalidad.

Only lovers left alive, la película de Jim Jarmusch que se presentó en el Bafici del año pasado y tuvo una segunda oportunidad este fin de semana en las exhibiciones al aire libre del parque Centenario, es un objeto de belleza lenta, falsamente crepuscular. Aunque sus personajes -probablemente los vampiros más aristocráticos de todos cuantos han venido poblando la ficción audiovisual- hayan hecho de los libros (ella) y la música (él) su atalaya inexpugnable, deambulen por una Detroit desértica, y repudien el estado de un mundo donde el descalabro ambiental pone en riesgo su propia existencia: la sangre humana, ese néctar que los enloquece y les da vida, está tan deteriorada que deben arreglárselas para sustraer muestras "de calidad" de asépticos bancos de sangre hospitalarios.

Eve y Adam son lánguidos, ceremoniosos, bellos. Dos ángeles oscuros a los que no les interesa matar por matar a los seres humanos, a quienes por lo general desprecian, a veces compadecen y sólo eventualmente desean. Adam, que se permitió transmitirle a Schubert los secretos de una composición musical, sufre ante lo que percibe como una época final: "Siento como si la arena estuviera toda en el fondo del reloj", se lamenta. Y la refinada Eve, cuyos recuerdos se remontan al tiempo de las Cruzadas y la ferocidad de las pestes medievales, le recuerda que el mundo muchas otras veces se sintió exhausto, y que siempre se puede "dar vuelta al reloj".

Me sumerjo en Only lovers left alive -la banda sonora, los diálogos, el encanto de los personajes-, y pienso que es un film hipnótico, por momentos irónico, todo el tiempo cool. No necesita de orgías de sangre ni desborde pasional para contar lo que cuenta: lo estrecho de un amor de dos y la intensidad con que esos mismos dos perciben aquello que, por siglos y...

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