Temporada de repensar conceptos

En el glosario televisivo hay pocas palabras con tanto significado real y simbólico como "temporada". El telespectador no sólo se acostumbró a usarla de un modo natural, sin necesidad de extraer de ella explicaciones o interpretaciones sobre el modo en que se comporta en relación con la pantalla. Es el término esencial y constitutivo del calendario televisivo, el organizador de rutinas y rituales. Es la clave que determina el cambio de estaciones y cómo se reparte el tiempo. A partir de ella nos manejamos en función de estrenos y repeticiones, podemos distinguir las diferencias entre "alta" y "baja". Y hasta incorporamos a nuestro diccionario anglicismos como "midseason".Cualquier televidente podría jactarse de conocer y aplicar estos saberes con alguna comodidad siempre y cuando su interés esté dirigido a las producciones extranjeras en serie que nos ayudaron a lo largo de las últimas dos décadas a reinventar y rehacer, quizá de un modo definitivo, nuestra conexión diaria con la pantalla y nuestra razón de ser frente a ella. Así lo comprendieron los grandes estudios de Hollywood, que lograron compensar por un tiempo el debilitado negocio del entretenimiento hogareño con pródigas ediciones de las temporadas completas de toda clase de series (clásicas y contemporáneas), cuyos materiales complementarios funcionan como antídotos contra la piratería y las descargas, y, a la vez, procuran saciar el apetito y la curiosidad de los seguidores más voraces.Al mismo tiempo, esta división temporal reforzó la lógica del "culto" televisivo. En cada serie siempre encontramos alguna temporada decisiva, insoslayable, determinante para el rumbo del ciclo. Es la que queremos guardar y volver a ver una y otra vez.Hasta aquí parece haber un saber aceptado y compartido por la comunidad televisiva. Una definición de temporada que se corresponde con la primera acepción de la palabra en el Diccionario de la Real Academia Española ("Espacio de varios días, meses o años que se consideran aparte formando un conjunto") y que se aplica literalmente a la mayoría de nuestras ficciones favoritas, tengan varias décadas encima como Super Agente 86 o plena vigencia en nuestros días en un rango amplísimo que va de Homeland a Downton Abbey .La poderosa e incontenible globalización televisiva de los últimos 20 años no hizo más que potenciar todavía más esta tendencia. Y a la vez favoreció el intercambio y el diálogo a la distancia entre televidentes de todo el mundo tan separados...

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