Una temporada para el olvido

MAR DEL PLATA.- Una temporada de verano magra en resultados siempre se sabe resumir aquí con la combinación de iniciales PPP, símbolo y sello del turismo austero: playa, peatonal y pizza. Sigla a la que, este año, hasta las mayúsculas parecen quedarle grandes. Durante el mes que culminó ayer, sólo uno de cada seis días tuvo sol a pleno; el movimiento turístico cayó incluso en sectores medios y bajos, y en el rubro gastronomía, aun en los menús más básicos y económicos, la reducción promedio fue de casi 30 por ciento. Todos hablan de un enero para el olvido.

Pepe Suárez, voz con trayectoria y experiencia desde su restaurante Amigos, coincide con quienes hoy alzan sus quejas por esta pobre primera mitad de verano. "Colegas del rubro reconocen que la merma de clientes promedia el 30%, con casos de hasta un 40 por ciento", dijo a LA NACION. Y expresó su preocupación por lo que este saldo deja para el futuro. "Va a ser un invierno difícil", pronosticó.

Un mozo de una de las pizzerías más reconocidas del centro de la ciudad, que con más de 20 años en el puesto paladeó los buenos momentos y sabe de lo agrio de las temporadas duras, confirmó que lo que se está viviendo este verano es de lo más flojo en mucho tiempo. Lo sintetiza con un detalle inédito en su lugar de trabajo: por primera vez tienen francos en enero, y de a dos camareros por día. "Acá se trabajó siempre a full hasta las 2 de la madrugada. Este año, a la medianoche ya sobran mesas", describió.

La evaluación llegó sobre el cierre de enero y el segundo de los fines de semana considerados más fuertes del verano. Desde el viernes, como ocurrió con el cambio de quincena, otra vez se dio un buen ingreso de turistas. Pero, si bien crece la ocupación, sigue en deuda el nivel de consumo. Un informe de la Unión del Comercio, Industria y Producción (UCIP) blanqueó una baja del 16,20% en venta de unidades durante el primer mes de la temporada.

La costa atlántica en su conjunto había tenido un arranque muy liviano a partir de una combinación de factores, cuyo resultado fueron playas con poca gente: la oportunidad a bajo costo que representaba Brasil, la precaución de los que temían por los cambios económicos que llegarían con el nuevo gobierno y los pronósticos de tiempo lluvioso y gris, que se confirmaron. Además, se sumaron situaciones de exceso en algunos precios, que los clientes pudieron evitar gracias a la amplia y variada oferta de la ciudad.

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