Temor ante los once meses que faltan

No saben por qué piden el juicio político, pero lo piden. Ni siquiera leyeron los expedientes en los que se solicita el enjuiciamiento de los máximos jueces del país. Por ahora, se limitan a los estrépitos de un show para conformar a la lideresa política del país. Así se mostraron los diputados cristinistas en la primera sesión de la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados. El caso de la Corte Suprema tiene secuelas más allá de la propia Corte; las empresas internacionales con sucursales en el país preguntan a sus ejecutivos más por ese juicio que por la marcha de los negocios locales. Los empresarios argentinos no están menos preocupados. Obvio: ¿quién puede esperar qué, si la facción política gobernante cae de esa manera sobre los magistrados más empinados del país?

La política también le teme a una vicepresidenta dispuesta a profanar todos los límites en su incansable búsqueda de una impunidad imposible. Para peor, dicen, el Presidente se rindió definitivamente ante ella y, a veces, sobreactúa las peores intenciones vicepresidenciales . Como se ve, el primer afectado es Sergio Massa , porque desde que se inició el escándalo político contra la Corte la economía no ha hecho más que empeorar. Massa tampoco quiere frenar los desenfrenos. Tanto Alberto Fernández como él especulan con el decisivo apoyo de Cristina Kirchner para ser candidatos presidenciales del peronismo. "Guste o no, el candidato peronista será quien sea respaldado por Cristina Kirchner. Ella influye de manera decisiva sobre el 60 por ciento de los votos del Frente de Todos", resume un encuestador muy alejado del oficialismo. La disputa de fondo es, entonces, entre el Presidente y su ministro de Economía por el apoyo de Cristina Kirchner. Vana esperanza de Alberto Fernández . La expresidenta ya le hizo saber de mil maneras que lo único que quiere es ver al Presidente viviendo de nuevo en su departamento de Puerto Madero. ¿Queda alguna duda? La sonora crisis que provocó el ministro del Interior, Eduardo de Pedro , un empalagoso servidor de Cristina, por un hecho sin entidad suficiente (no fue invitado a un acto de Alberto Fernández y Lula con organizaciones de derechos humanos) debería despejar cualquier suspicacia. Ni Cristina ni Alberto se privan, entonces, de promover banales escándalos frente a una sociedad asediada por sus propias penurias. ¿Cómo no preocuparse por los once meses que faltan hasta el fin del actual mandato presidencial? ¿Hasta dónde están...

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