El teatro alemán apuesta por la excelencia

BERLIN. -La Fiesta Nacional del Teatro, la que todos los años se realiza en distintas ciudades de la argentina, tiene la intención de mostrar lo mejor de la producción escénica del país. El Theatertreffen, que tiene lugar en Berlín en estos días, también. Claro que en este caso apunta al teatro hablado en alemán (una manera de incluir a la producción escénica tanto suiza como austríaca) y es un jurado el que elije diez montajes sin dejarse llevar por el criterio de representación regional como sucede en la argentina. Tampoco repara si la obra pertenece al circuito público o independiente. Van por lo mejor, o esa es su pretensión, y listo el plato.

Claro que una vez preparado el menú no hay forma de contentar a todos los paladares (pasa en todos lados). Es que los cinco espectáculos -sobre un total de diez que conforman la muestra oficial- presenciados en estos días dejan sabores extraños. Todos son parte de aquello que podríamos llamar como "buen teatro" de inobjetable factura y grandes producciones; pero de escaso riesgo. Caso testigo uno: The Situation, una especie de biodrama que se presenta en el Gorki Theater. La obra se mete de lleno en el tema de la inmigración. Aunque con pocos juegos teatrales, los testimonios son duros, resuenan en el cuerpo de quien los escucha, dialogan con las noticias del diario. Remite a ciertas puestas de Lola Arias, pero sin la potencia dramática de la creadora argentina. Al final la directora de The Situation opta por un cierre esperanzador para un conflicto que sigue sangrando en esta zona del globo. ¿Será un intento de tranquilizar al mismo público que va al Gorki? Caso testigo dos: Herbert Fritsch es uno de los niños mimados de la escena de aquí. Presenta Dier die mann en la Volksbühne (teatro mítico si los hay). El público lo adora. De hecho, lo aplaude en una especie de sobreactuación colectiva sumamente llamativa que, con matices, se repite las otras noches. Su juego formal es atractivo y de una factura sumamente profesional. Es más, la persona encargada del diseño lumínico es merecedora de todos los elogios. Pero no más. Tiene algo de un montaje comercial con buenas actuaciones y efectos (muchos). Pero, no: es de la Volksbühne que desde hace veinticinco dirige Frank Castorf.

En Berlín, en esta época del año las flores de los castaños, ante la más mínima brisa, caen al piso en una especie de poética nieve que va cubriendo la infinidad de bellos rincones y momentos urbanos. Como si se tratara de una...

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