La tasación

AutorMarcela Agustina Ibáñez
Páginas17-63
1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS SOBRE EL ORIGEN DE LA TASACIÓN
Si bien, con total claridad se expresa en la generalidad
sobre esta materia que: tasar es ponerle oficialmente pre-
cio a una cosa, cabe agregar que fueron muchos los au-
tores que de una manera u otra, buscaron entregar un
contenido histórico al vocablo “tasación” a los fines de dar
sustento “de origen” al significado de su acción.
Pues, algunos indican como argumento histórico de-
mostrativo e inmediato a la acción “técnica-matemática
evaluativa” que los países europeos realizaron luego de
los sucesos belicosos evidenciados en las guerras mun-
diales, ya que los “cálculos oficiales” de los Estados fueron
los que establecieron los montos económicos por las pér-
didas de bienes y patrimonio (público y privado) en gene-
ral. Pero cabe agregar, en este mismo ámbito, que otros
autores critican este antecedente, ya que cualquier Esta-
do (territorio y gobierno) siempre estableció oficialmente
una “tasa”, desde sus inicios, para contener y sostener
económicamente la organización administrativa, por lo
que todos comprenden que “tasa” es una cantidad de di-
nero que se fija oficialmente y se debe pagar al Estado
en concepto de servicios públicos y/o impuestos relacio-
nados con las actividades productivas y de bienes o pa-
Capítulo primero
LA TASACIÓN
18 MARCELA AGUSTINA IBÁÑEZ
trimonio de los ciudadanos. Entonces corresponde decir
aquí, que este antecedente se relaciona con el concepto
de los tributos en valuaciones fiscales o bases imponi-
bles, en donde “oficialmente se fija un precio”, consi-
derando desde el contexto “estatal-oficial” el análisis
del mercado y el poder adquisitivo de las personas. De
este modo, se daría un indicio de origen para la tasa-
ción, desde el ámbito de la administración pública y
política de la sociedad, el que termina evidenciando
—en la mayoría de los casos— en sus valuaciones fis-
cales un monto que alcanzaría hasta el 40% del valor
en plaza de los bienes, propiedad de los ciudadanos.
Otro antecedente que destaca la historia, en cuanto a
“poner oficialmente precio” a las cosas, se brinda desde
un ámbito cultural y religioso, siendo evidencia expresa
aquella que se indica en el libro más antiguo del mundo:
la Biblia. Se puede ver en lo que en el apéndice de Leví-
tico se manifiesta, al fijar el equivalente en dinero de las
personas o cosas que los israelitas podían consagrar
a Jehová, y así se concretaba mediante el pago de una
“suma correspondiente” calculada por el rabino, para toda
persona que había hecho cualquier clase de votos, a fin
de quedar liberada de su obligación. Este antecedente
bíblico, refleja no sólo la relación material de las cosas
con su valor “oficial”, sino que además, establecía quién
podía efectuar la tasación o valuación, por lo que pode-
mos observar los siguientes fragmentos: “Levítico 27 […]
Los aranceles: las personas 27, 1. El Señor dijo a Moi-
sés: 2. Habla en estos términos a los israelitas: Si alguien
ofrece como voto al Señor la suma equivalente a una perso-
na, 3. se aplicará la siguiente tasación […], los animales
[…] 11. Si se trata de un animal impuro […] será presenta-
do ante el sacerdote, 12. El cual lo tasará. Sea alta o baja,
se aceptará la tasación fijada por el sacerdote […]”1.
1 Fragmentos extraídos de El libro del pueblo de Dios, Biblia, San Pablo,
Madrid, 2004.
CAPÍTULO PRIMERO: LA TASACIÓN 19
En este contexto observamos la conformación de “re-
glas” que se debían considerar a los efectos de fijar
precios y la persona autorizada para ejecutar el cálcu-
lo, el que desde la perspectiva “oficial religiosa” debía
ser aceptado y sin reclamo, por la envestidura del valua-
dor. Este contenido sería el antecedente expreso de mayor
antigüedad en el mundo.
De lo expuesto ut supra, podríamos indicar que el ori-
gen de la tasación efectivamente es “oficial”, ya que nace
del orden público en los estamentos políticos-administra-
tivos y también religiosos, en donde se calcula un “monto
correspondiente” sobre la base de “reglas” evidenciadas
y justificativas de la acción, por lo que hace que los resulta-
dos deban ser respetados, siendo más aún, por la “im-
portancia” del autorizado, aquel que realizaba la tasación.
Desde el siglo pasado, con el avance de las tecnolo-
gías y la información, como así también por el desarro-
llo económico y jurídico en las sociedades, se destaca
que la tasación posee como objetivo único y perfecta-
mente determinado, aquel que es medir el valor de un
bien en función de la unidad monetaria, para un merca-
do indicado y en un tiempo determinado. Desde aquel
entonces, comienza a visualizarse un análisis técnico
dentro del mercado (el estudio de la oferta y demanda)
en razón de que en el ámbito “particular/privado” se
aprecia la importancia del valor de las cosas, y es así
como se requiere “la aplicación de herramientas de-
terminantes y demostrativas para la fijación de pre-
cios” a cargo de aquellos profesionales que se preparaban
(y siguen capacitándose) especialmente en la materia
para justificarlos.
Anson MARSTON expresaba que la tasación es “el arte de
estimar los justos valores de cambio de propiedades de-
terminadas”2, por lo que en síntesis a lo expuesto, se pue-
2 Anson MARSTON, nació en Seward, Illinois (USA) (1864 -1949). Recibió un
grado CE (1889) de la Universidad de Cornell. Trabajó como ingeniero de la

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