Un tarifazo para empezar a pagar el desmanejo

Algo había que hacer con la millonaria madeja de subsidios en la que están enredados los servicios públicos. Y el Gobierno lo hizo: en el que se sumió el país desde 2003, cuando Néstor Kirchner llegó al poder.

Se usó hasta donde se pudo la billetera estatal para cobrar a precio de oferta la energía, el agua y el transporte. . Ahora no hay más dinero, y el Gobierno, que podría haber revisado el origen de esas criaturas que se llevaron el año pasado $ 130.000 millones y mirar cómo es que ganaron estatura de gigantes, prefirió darse vuelta y pedirle algunos pesos a cada uno de los usuarios para seguir dándoles de comer a las bestias.

El kirchnerismo decidió hacer de la Argentina, que hasta 2004 se autoabastecía y exportaba, un país importador de energía. Sólo cuando estatizó YPF concedió precios de mercado a los productores locales. Espantó inversiones en el sector y creó una dependencia absoluta de los barcos con combustible que llegan de a cientos a los puertos argentinos a cambio de miles de millones de dólares.

Nadie en el Gobierno escuchó las alertas y nadie revisó jamás esta estrategia.

Los ministros y trataron de encontrarle maquillajes discursivos a la explicación que dieron ayer, pero no hubo caso. Desde abril, las facturas de gas en todo el país y las de agua en el área metropolitana estarán impresas con valores desconocidos hasta ahora.

Los ministros sólo se dedicaron a dar pistas de lo que será el marco tarifario. No pudieron redondear una explicación concreta cuando se los consultó sobre porcentajes o precios. Finalmente, los rodeos discursivos terminan con el importe que se imprime al lado del "total a pagar".

"Para saber cuál es el impacto habrá que esperar -repetían ayer en una de las empresas que interviene en una de las cadenas de comercialización cuando la nacion la consultó sobre el aumento real-. Hay que ver cómo se reglamenta esta medida y cómo se implementará en la facturación".

El Gobierno decidió ayer iniciar un necesario camino para frenar los millones que se van en subsidios para la energía, el agua y las cloacas. Cuando la inflación pega como nunca durante la década ganada, cuando la presión fiscal sobre la economía formal está en niveles récord y cuando se empieza a sentir el crujido del mercado laboral, De Vido y Kicillof anuncian que los argentinos deberán pagar el doble, el triple o el cuádruple por el gas y el agua.

Por ahora, la electricidad quedó afuera del ajuste. "Lo que pasa es que no se puede aumentar...

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