Tarde de pánico en el nuevo gasómetro

Está desbordado San Lorenzo. El desmadre es total, envuelve a todos los estamentos del club. La floja campaña deportiva y la consecuente preocupación frente al apremiante promedio, el bajísimo nivel futbolístico del equipo, las escasas respuestas colectivas e individuales, las desavenencias dentro del grupo, el confuso mensaje que baja el entrenador Asad, el desmanejo institucional, la impericia del presidente Carlos Abdo para conducir en la tempestad... Todos estos elementos sirvieron de combustible, aunque la chispa para desatar el incendio la provocó la presencia de los violentos. Tres integrantes de la barrabrava del Ciclón se presentaron ayer en el vestuario del Nuevo Gasómetro y, además de intimidar al plantel, golpearon a Jonathan Bottinelli. El histórico defensor anoche se reunió con la cúpula de Futbolistas Argentinos Agremiados y manifestó que su deseo es no jugar más en San Lorenzo.En el último tiempo, de a poco, el clima se fue tornando irrespirable en el Ciclón. El mínimo obstáculo crispó los ánimos, dentro y fuera de la cancha. La caída 1-0 con Arsenal, anteayer, en Sarandí ?la sexta en el torneo? fue la excusa perfecta para que los barrabravas programaran la visita. Extrañamente, estos tristes personajes accedieron al vestuario en una jornada en la que el entrenamiento era a puertas cerradas para la prensa y también para los socios. Los gestos de Bottinelli a la platea, donde habría estado un ex barrabrava, tras la derrota en el Sur, resultó uno de los motivos para dialogar con los referentes, aunque la supuesta charla incluía también un pedido de explicación acerca de los malos resultados de la campaña.El arquero Pablo Migliore y Néstor Ortigoza fueron los primeros interlocutores en la conversación con los violentos, que fiel a su estilo usaron palabras intimidantes para persuadir a los jugadores. "Si no ganan los vamos a matar a todos", reconoció haber escuchado un futbolista, que abandonó la zona algunos minutos antes de que se desatara el lamentable episodio.El primer jugador en ser recriminado fue el uruguayo Juan Manuel Salgueiro, que buscó refugio en el vestuario. La aparición de Bottinelli modificó la escena. El zaguero, cansado de soportar los agravios, los aprietes de tiempo atrás a esta parte, decidió enfrentar la tirante situación e increpó a los barrabravas por invadir ese lugar que debería estar reservado para los futbolistas. La valentía para combatirlos lo traicionó. Porque en el intercambio de insultos, uno de los violentos...

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