Los tapados que hicieron trizas la lógica a raquetazos

NUEVA YORK.– "A esta altura del torneo, todo puede suceder, cualquiera puede ganar", decía el argentino Dante Bottini a LA NACION, horas antes de que su pupilo, Kei Nishikori, jugara la primera semifinal de Grand Slam de su carrera contra Novak Djokovic, el número 1 del mundo. Sonaba muy optimista de cara a semifinales con dos expertos en torneos grandes (Nole y Federer) frente a dos novatos como el japonés y Marin Cilic. El US Open aguardaba desde hace dos semanas una final entre Djokovic y Federer, pero el tenis ha demostrado, más de una vez, que la lógica queda al margen de los courts. Y el sábado de semifinales deparó ya no una, sino dos sorpresas tanto o más inmensas que el Arthur Ashe. El estadio más grande del mundo de las raquetas asistió a dos impactos: primero, Nishikori se convirtió en el primer japonés en llegar a una final de Grand Slam al superar por 6-4, 1-6, 7-6 (4) y 6-3 a Djokovic; a continuación, Cilic derrumbó el sueño del 18º Grand Slam de Federer, con un rotundo triunfo por 6-3, 6-4 y 6-4 sobre el ex número 1 del mundo. Entonces, el último Grand Slam de la temporada verá nacer a un nuevo campeón de Grand Slam. Una definición también llamativa porque, después de 9 años, o 38 Majors (Australia 2005, con Hewitt y Safin), no estarán ni Federer, ni Nadal, ni Djokovic, ni Murray. Será muy extraño ver una final sin ningún integrante del top 4 que marcó la última década; el tiempo dirá si sólo se trató de un descanso, o este US Open 2014 marcó el principio del fin de un dominio hegemónico.Tanto ganaron Federer y Djokovic en los últimos años, que el mundo se acostumbró a verlos festejar casi siempre. Ellos, como Nadal, como Murray en menor medida, hicieron normal lo que nunca fue normal: ganarlo casi todo, en un deporte de altísima competitividad. Se potenciaron, mejoraron, lucharon entre ellos, cada uno con su estilo, y se hicieron casi inalcanzables. Por eso eran los grandes favoritos aquí. Aunque surgieron algunas señales de alerta. Tras ganar Wimbledon y casarse, Djokovic jugó mal en Toronto y Cincinnati; arrasó en las primeras ruedas en Nueva York, pero Murray desnudó que su margen de errores era muy elevado. Federer, por el contrario, había tenido excelentes desempeños en la gira norteamericana. Y su andar de crucero le alcanzó hasta los cuartos de final, cuando Monfils lo tuvo a tiro. El francés dilapidó dos match-points y Roger remontó con épica, aunque ya se le notaban las costuras al traje de superhéroe.En el mediodía neoyorquino...

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