Perfección y sutilezas

Concierto de la Orquesta de Cámara de Munich. / Programa: Cuatro Danzas de Transilvania (Sándor Veress), Concierto para trompeta en Re mayor TWV 51 (Georg Philipp Telemann), Concertino para trompeta, piano y cuerdas (André Jolivet), Sinfonía N° 10 en Si menor (Felix Mendelssohn-Bartholdy), Divertimento para orquesta de cuerdas BB 118 (Bela Bartok). / Solista: Hakan Hardenberger (trompeta). / Sala: Teatro Colón.Nuestra opinión: excelente.Excelente apertura de temporada ofreció el Mozarteum Argentino con el regreso al Teatro Colón de la afamada Orquesta de Cámara de Munich, esta vez junto al trompetista sueco Hakan Hardenberger como invitado. Fue una propuesta que se destacó no sólo por la excepcionalidad del instrumento solista y la variedad de programa, sino, sobre todo, por la calidad exhibida a lo largo de toda la performance. Desde el inicio, la agrupación deslumbró con las Cuatro danzas de Transilvania, del húngaro Sándor Veress (1907-1992). Esta composición de inspiración folklórica, rica en variedad de expresiones y sonoridades sugerentes, le permitió al grupo bávaro desplegar su vasta paleta de posibilidades, entre ellas una flexibilidad notable para trazar dinámicas (es decir: intensidades en el sonido), amplias y elásticas, y para transcurrir por los diferentes climas -de lo melancólico a lo enérgico y brillante, del sostén ininterrumpido en los pasajes de notas largas al brío de los episodios rítmicos-, con una transmisión siempre compacta, dulce y aterciopelada. En la sucesión de piezas, la orquesta cautivó con la sorpresa y el color armónico.A continuación, en un dúctil salto temporal que no dejó sensación de discordancia con lo anterior, hizo su entrada Hakan Hardenberger con el Concierto en Re mayor de G.Ph. Telemann, inundando el recinto con la típica pompa del barroco instrumental al que tan asociado se encuentra el timbre jubiloso y exultante de la trompeta. Las sutiles reminiscencias en el clave sumaron a la orquesta la...