La sustentabilidad como oportunidad

Pablo Giailevra junto a un par de vacas muertas, en su campo donde murieron más de 300 cabezas de ganado debido a una sequía en curso, en Tostado, provincia de Santa Fe, Argentina, el miércoles 18 de enero de 2023

El cambio climático pone y seguirá poniendo en jaque nuestra economía ; no solo por el aumento en la frecuencia e intensidad de los eventos extremos, tales como sequías, incendios o inundaciones -que serán cada vez más frecuentes e intensos-, sino también por cómo ciertas políticas de mitigación del cambio climático se traducen en medidas que impactan en el comercio internacional.

La forma en que enfrentemos estos conflictos tendrá un peso cada vez mayor en nuestra inserción global. Los tiempos que vienen son los de la sustentabilidad, y si no nos aggiornamos , quedaremos fuera del mundo. El comercio internacional priorizará y exigirá cada vez más productos -y materias primas- provenientes de procesos ambiental y socialmente sustentables.

Algunos de los requisitos ya son bien conocidos: acreditar eficiencia energética , que haya una reducción en el uso de combustibles fósiles como fuente de energía y sin emisión de partículas contaminantes; baja emisión de gases de efecto invernadero durante la producción, transporte y comercialización de productos y servicios (huella de carbono); que la producción haya sido obtenida mediante un uso racional y sustentable del agua y el suelo; que se apliquen modelos regenerativos de tierras degradadas o se cuiden y restauren ecosistemas tales como bosques y humedales; la sanidad de los alimentos y garantías de bienestar animal. Estas condiciones (entre otras) ya están teniendo repercusión en políticas de muchos países y, eventualmente, en las preferencias de los consumidores, que cada vez ponen más atención en el impacto ambiental de sus consumos.

En junio de 2022, el Parlamento Europeo aprobó el Mecanismo de Ajuste de Carbono en Frontera (CBAM por sus siglas en inglés), que gravará los bienes importados con alta huella ambiental. La medida tiene como objetivo evitar la "fuga de carbono"; es decir, que las empresas europeas o sus filiales se localicen en países con normativas y controles menos exigentes. Esto afectará en principio a las exportaciones de un grupo de productos intensivos en gases de efecto invernadero, como hierro, acero, cemento y fertilizantes, y se extenderá a otros, como maderas, papel y alimentos. El impacto será mayor en un futuro cuando se incorporen bienes agrícolas, y más...

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