La suma del horror

La escena está dominada por el ambiente ocre, seco y deshabitado del desierto. El hombre carga el cuerpo de un chico que tiene los ojos cerrados y parece dormir. Lo sostiene como llevaría a un hijo a su cama, pero el momento no es precisamente idílico: sobre la izquierda, dos figuras parecen apresurarse. No le vemos la cara, pero la cinta que le rodea el cuello sugiere que podría ser un fotógrafo. Tal vez estaba trabajando cuando en Khan Sheikhoun, un pueblo de Siria, se produjo un ataque con gas tóxico. Puede haber llegado allí impulsado por el vértigo de los hechos, casi sin tiempo para pensar, cuando se encontró con un...