De inspiración sudamericana

Dentro de la variada programación de este año de la Filarmónica de Buenos Aires, su titular Enrique Diemecke le ha destinado toda la función de esta noche a la creación sudamericana. Y lo ha hecho, fundamentalmente, con las dos figuras de mayor peso de la Argentina y Brasil, es decir, Ginastera y Villa-Lobos. En torno de ellos se acumulan las responsabilidades para representar los diferentes circuitos por los que ha atravesado la creación sonora del siglo XX en sus estadios más profundos.Como tercer autor del programa, ha elegido al colombiano Alejandro Tobar, quien recurre a temas de su compatriota Lucho Bermúdez, a través de la paráfrasis de una composición ( Kalamary ) de este autor. Diemecke ha cuidado asimismo seleccionar obras menos transitadas de Ginastera y Villa-Lobos, con lo que suma un mayor atractivo a su propuesta.Popol Vuh muestra a un Ginastera comprometido con el estilo que se afirma en su obra desde la década de 1960, cuando recurre a la utilización del total cromático y a las reglas que gobiernan una escritura de tipo serial, aunque de vez en cuando, como ocurre en el sexto de los siete números que componen esta obra (al octavo no alcanzó a realizarlo), se haga presente la nostalgia de esa pentatonía que lo acompañó a lo largo de toda su vida de creador. Hay aquí un estrecho parentesco con la Cantata para América m ágica, obra capital dentro de su producción, en lo que se refiere, más allá de una temática americanista, al uso de procedimientos técnicos como el uso de valores rítmicos irracionales incrustados dentro de otros valores también irracionales, que conducen a una aleatoriedad de notable efecto. La recurrencia al sonido-masa, provocado por el uso de clusters y nubes de sonidos, es otra característica de esta partitura, donde...