La sorprendente Jane Fonda

MÉXICO D.F.- Hay cosas que no sorprenden. Es lógico que Jane Fonda esté rodeada de un grupo de experimentados estilistas, maquilladores y asistentes pendientes de cada una de sus necesidades. Tampoco llama la atención su aire de autoridad y su seguridad al dirigirse a un grupo de periodistas de todo el mundo -entre los que se cuenta LA NACIÓN- que la escuchan hablar de Grace and Frankie, la serie original que Netflix estrenará el próximo viernes.

Ni desconcierta a nadie que su belleza siga intacta, como si el tiempo casi no hubiera pasado para la actriz ganadora de dos Oscar, productora y activista que también fue la reina de la gimnasia aeróbica en los años ochenta.

Sin embargo, cuando la charla es cara a cara, en solitario, empiezan las sorpresas. La primera es que, más allá de haber nacido en un mundo de privilegios -es hija de Henry Fonda y Frances Seymour Brokaw, bella y frágil chica de la alta sociedad neoyorquina- y de haber sido una estrella por mérito propio durante toda su vida adulta, la actriz no tiene aires de diva. Saluda cordial, sonríe porque tiene ganas de hacerlo y es brutalmente honesta. Especialmente consigo misma.

Entonces aparecen todas las Jane: la hija de padre famoso y madre inestable, la adolescente rebelde, el símbolo sexual, la activista política que enfureció a su país en tiempos de la guerra de Vietnam, la productora, la esposa y la madre, la veterana que conoce todos los atajos para salir del laberinto y, aun así, vuelve a entrar en ellos. Como si fuera el primer día. O el último.

-Después de cincuenta años trabajando como actriz, ¿todavía disfruta del proceso de crear un nuevo personaje? ¿Se pone nerviosa?

-Me gustaría poder decirte que con el tiempo se hace más fácil todo el tema de los nervios, pero la verdad es que no. Creo que a estas alturas uno espera más y también porque sé que no tengo mucho tiempo por delante, así que no puedo cometer errores. Realmente quiero que lo que estoy haciendo ahora sea un éxito y la verdad es que nunca sentí tanta presión antes. Porque siempre había una posibilidad de hacerlo mejor mañana. Y, la verdad, es que ahora no me quedan tantos mañana. Así que me tengo que asegurar de que lo que esté haciendo en el presente sea bueno. Y por eso cuando terminamos de grabar la primera temporada de Grace and Frankie, contraté a un profesor de actuación.

-¿En serio? ¿Lo hizo pensando en un proyecto en particular o por el arte mismo?

-Bueno, idealmente sería para prepararme para la...

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