Solo uno de cada 1000 abusos infantiles tiene condena

Una en 1000. Esa era la chance de obtener justicia que tenían los hijos de Eleonor, de 3, 5 y 7 años, cuando contaron que su padre abusaba de ellos desde hacía ocho años. Pero no lo lograron: la Justicia Penal entendió hace doce meses que, pese a los informes del cuerpo médico forense que lo acreditaron, a los peritajes psicológicos y psiquiátricos y al relato que hicieron en cámara Gesell, no estaba probado el delito. Que se trataba de una pelea entre los padres después del divorcio y que la madre había implantado falsos recuerdos en la mente de sus hijos por revancha. Que, en definitiva, él era el padre y que con su exesposa debían ponerse de acuerdo y revincularse.

"Me encontré con dos monstruos: el padre abusador y el sistema judicial que todo este tiempo desprotegió a mis hijos. El día que mi hijo mayor me contó, fui a la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte a denunciar. Me escucharon y me creyeron. Me recibieron en el paraíso y me depositaron en el infierno, que es el sistema judicial. Ahí, automáticamente una madre que denuncia un abuso se convierte en una desquiciada y los hijos, en mentirosos", cuenta.

No es un caso aislado. En la Argentina, se estima que de cada 1000 abusos sexuales infantiles que se cometen solo 100 se denuncian y apenas uno recibe condena, según las cifras del Ministerio Público Fiscal (MPF), la Oficina de Investigación y Estadísticas Político-Criminales de la Procuración General de la Nación y el Cuerpo de Peritos Forenses, presentadas el lunes pasado en la Jornada contra el Abuso Sexual Infantil que se hizo en el Congreso. Los números fueron aportados por la ONG Red por la Infancia y convalidados por los principales referentes en la materia, presentes en el encuentro. Las conclusiones fueron claras: la cadena de detección, denuncia y condena se corta en todas las instancias y esto hace que en este delito solo remotamente se castigue al culpable.

Un sistema judicial paternalista, lento y sin capacitación específica; médicos que no detectan el abuso; maestros que temen denunciar; la presión de la familia; una Justicia que entiende el vínculo como un atenuante y no como un agravante; jueces que no investigan y lo reducen a un conflicto familiar y privado. Esas son algunas de las muchas razones, que se explicaron en el encuentro, por las que el abuso sexual infantil es uno de los delitos menos castigados en el país. Y también, en la jornada, se expusieron otros aspectos de la problemática.

Siete años para...

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