Solidaridad: historia de un valor que se afianza en país

Referencias tan inequívocas como los semáforos y los carteles de las calles habían perdido sentido. En segundos, las calles de La Plata se habían transformado en ríos. Algunos vecinos, subidos a los techos de sus casas, esperaban que el horror no los alcanzara. Aquel temporal de 2013, en el que murieron al menos 89 personas, provocó una de las movilizaciones solidarias más grandes de los últimos años en el país. Los principales protagonistas fueron los jóvenes.

La Argentina tiene una cultura de la ayuda organizada que data de tiempos coloniales –entonces ya existía la Hermandad de la Caridad de Buenos Aires y Córdoba, por ejemplo– y que mutó con el devenir de la historia y las crisis. Sus causas y formas cambiaron con los vaivenes políticos y sociales.

A principios del siglo XX aparecieron las asociaciones de ayuda mutua y las organizaciones de las comunidades inmigrantes. Después, entre los años 30 y 50, fue el tiempo de las entidades de índole barrial, como las sociedades de fomento y los clubes sociales y deportivos.

"En los años 70 tenían muchísimo peso las intervenciones que hacía la Iglesia Católica con los movimientos cristianos de base", explica Marcelo Urresti, sociólogo de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Según el especialista de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), esos movimientos "terminaban teniendo una vinculación muy directa con la política. Entonces era absorbido por una polarización que movía hacia lo que en su momento era el peronismo de los jóvenes, la resistencia, la tendencia revolucionaria donde había un liderazgo inocultable de la Juventud Peronista (JP) y los Montoneros."

En los ochenta, luego de la dictadura, las organizaciones vinculadas a la lucha por los derechos humanos emergieron con muchísima fuerza. En esa época también se conocieron en nuestro país los primeros casos de VIH (1982), lo que provocó que en 1989 surgiera la Fundación Huésped. "Cuando nace una problemática social siempre existe gente que está dispuesta a organizarse para resolverla", dice Mario Roitter, titular del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes).

"La década del noventa –explica Urresti– llega con un desencantamiento con los principales productores de militancia y participación: el radicalismo y el peronismo se debilitan, y le van dando lugar a más formas que tienen que ver con el tercer sector. No provienen de la política, sino de una forma moderna de hacer filantropía social."

Paralelamente, en la atmósfera de las políticas neoliberales de los gobiernos de Carlos Menem, se instalan empresas extranjeras y...

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