Sigue faltando genuina vocación de diálogo

El hecho de que, luego de ocho años de agraviante ausencia, la Presidenta haya vuelto, anteayer, a asistir al en la Catedral porteña con motivo de la celebración del 25 de Mayo, es auspicioso y a nadie escapa que, paradójicamente, este nuevo clima y cambio de actitud por parte de la primera mandataria pueda obedecer al nombramiento como Papa de Jorge Bergoglio, cuyos cuestionamientos al Gobierno como arzobispo de Buenos Aires fueron un motivo central del alejamiento del matrimonio Kirchner.Durante la reciente ceremonia, el cardenal Mario Poli bregó por el , como lo hacía su antecesor y lo sigue haciendo hoy desde el Vaticano. "O se y se apuesta por la cultura del encuentro, o todos perdemos. Por aquí va el camino fecundo", dijo Poli, quien, además, pidió que "la atención a los pobres sea una opción preferencial sin exclusiones ni diferencias".Al observar, anteayer, la emoción que embargó a la Presidenta en el transcurso del tedeum al recitar una oración por la paz, cabía esperar que intentara hacer suyo ese llamado al diálogo y al encuentro, porque si algo caracteriza hasta el presente al kirchnerismo es no sólo la ausencia de diálogo y comprensión por quienes no comulgan con el oficialismo, sino una pasión irrefrenable por el enfrentamiento, la descalificación e, incluso, la persecución de quienes disienten y critican la política oficial.Pero el mismo domingo, poco más tarde, en el acto oficialista en la Plaza de Mayo, las palabras presidenciales, lamentablemente, estuvieron muy lejos de exhibir una sincera voluntad dialoguista. Más bien, expresaron todo lo contrario.El cardenal Poli no se refirió en ningún momento al gobierno nacional como destinatario de sus exhortaciones, entre las que debe mencionarse su pedido de una actitud abierta, disponible y sin prejuicios, a la que denominó "humildad social". Agregó que "el arte del diálogo es garantía de una saludable vitalidad para nuestra bendecida democracia".En plena sintonía, como no podía ser de otra manera, con el último y vigoroso documento de la Conferencia Episcopal Argentina, en el que los obispos clamaron contra la violencia que nos rodea y nos enferma, Poli llamó a "revisar nuestro lenguaje" y tener claridad de palabras y de ideas, y habló de la mansedumbre y de la "necesidad de dejar de lado el orgullo".Y, sin ir tan lejos, la reciente carta del papa Francisco a la Presidenta, con motivo de la celebración de nuestra fecha patria, no deja lugar a dudas cuando pide, por intercesión de María...

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